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La segunda ronda de la inflación

Pizarras con menús especiales y el del día, a 12,50 euros, en el Eixample.

Pizarras con menús especiales y el del día, a 12,50 euros, en el Eixample. / Jordi Cotrina

Albert Sáez

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El Gobierno saca pecho por la contención de la inflación tras algunas de las medidas que ha tomado: la excepción ibérica en el precio del gas, la subvención a los carburantes o la gratuidad del transporte público. Seguramente, están en el origen del diferencial con el resto de Europa aunque también han pesado otros factores como el retraso de la llegada del otoño metereológico o la prudencia de los bancos en aplicar el alza de los tipos de interés, por ahora. Los expertos llaman a la subida de los precios de la energía o de las materia primas la primera ronda de la inflación. La segunda es cuando esos aumentos de los costes se trasladan a los precios de los productos elaborados. Las diversas propuestas que se han hecho para pactar, por ejemplo, un tope en los precios de la distribución alimentaria han acabado en nada. De manera que esos costes primarios van poco a poco trasladándose a los precios finales. El Gremi de la Restauració de Barcelona ha hecho una encuesta entre sus asociados y casi 9 de cada 10 van a subir los precios de los menús antes de que acabe el año. De manera que comer por menos de 12 euros pasará a ser historia. Este tipo de realidades, como consecuencia de un incremento de los costes inasumible a cargo del margen de beneficio, nos empuja a la tercera ronda de la inflación: la deriva en el aumento de los sueldos. Aquí también tenemos patas arriba el famoso pacto de rentas para equilibrar el impacto de la inflación entre empresas y empleados. 

Con todo este panorama, resulta aún más escandaloso que cuatro miembros del ala dura de uno de los principales partidos españoles hayan decidido que adaptar el delito de sedición al entorno europeo pone en riesgo a la “nación”. Vuelve ese patriotismo rancio de una España, o una Catalunya me da igual, que tiene unas esencias que no tienen nada que ver con la vida diaria de sus ciudadanos. La verdad, como les han dicho tantas veces a los independentistas catalanes, deberían preocuparse de los problemas de la gente que, hoy, no pasan por saber qué se dijeron Sánchez y Puigdemont a través de un emisario sino por saber cómo evitamos pasar de la tercera a la cuarta ronda de la inflación que no es otra que una recesión como la copa de un pino. Igual llega un día que no tienen nación a la que salvar.

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