8-O: el despertar del gigante dormido
Societat Civil Catalana actuó con la gran manifestación del 8 de octubre como un sistema nervioso central que fue capaz de activar y conectar a todos los ciudadanos desconectados en una gran red social, con un proyecto de convivencia compartido
Álex Ramos
Médico y vicepresidente de Societat Civil Catalana (SCC).
El 8 de octubre de 2022 celebramos el quinto aniversario de una efeméride que supuso un punto de inflexión en la evolución del 'procés'.
Tras una manifestación organizada por Societat Civil Catalana el 19 de marzo de 2017, que congregó a unos 15.000 participantes, propuse a la Junta Directiva organizar una gran marcha con motivo de la convocatoria del referéndum unilateral del 1-O y con la idea de, por primera vez, sumar a los partidos políticos y a sus responsables, además de las entidades civiles. Se trataba de responder en la calle de forma unitaria al desafío independentista y de dar un gran salto en la movilización ciudadana en contra del 'procés'.
Entre abril y septiembre de 2017 se preparó con esmero la manifestación, fijada inicialmente para el 30 de septiembre, un día antes del 1-0, con la finalidad de dar voz y visibilidad a los valores defendidos por SCC coincidiendo con un despliegue mediático sin precedentes.
Tras muchas reuniones previas con entidades y partidos políticos, el 12 de septiembre mantuvimos un encuentro trascendental con PSC, Cs y PP en el Parlament de Catalunya en el trascurso del cual estas formaciones dieron marcha atrás en su apoyo a la manifestación. Sin la implicación de los partidos, en SCC decidimos desconvocar la manifestación 'sine die'. Fue una gran decepción para todos.
Pero llegó el fatídico día del referéndum ilegal del 1-O y lo acontecido fue muy frustrante. Nos embargó una gran tristeza al ver cómo el Estado y el Gobierno de España habían caído en una gran trampa. Los secesionistas consiguieron rentabilizar mediáticamente por doquier el papel de grandes víctimas. El 1 de octubre, tras unas primeras horas de desconcierto, llamé a los componentes de la Junta Directiva de SCC para proponer una gran manifestación el domingo 8 de octubre y poder expresarnos masivamente en la calle en contra del atropello independentista. Se apoyó la iniciativa y se aprobó en reunión de Junta el lunes 2 de octubre a las 18.00 horas.
Ese mismo día por la noche participé en el programa 'Al rojo vivo' de La Sexta, dirigido por Antonio García Ferreras, junto con Inés Arrimadas, Xavier Sardà, Neus Tomàs y Bernat Dedéu. Se nos invitó a reflexionar sobre lo ocurrido el día anterior y realicé una valoración muy crítica. Acto seguido, en directo ante toda España y en hora de máxima audiencia, lancé la convocatoria: “Societat Civil Catalana comunica que convoca una gran manifestación cívica unitaria para el próximo domingo 8 de octubre a las 12.00 horas que comenzará en la plaza de Urquinaona y finalizará en la estación de Francia. Llamamos a la mayoría silenciosa de Catalunya a que se exprese en la calle y a gritar: ¡Basta! Recuperemos la sensatez/ Prou! Recuperem el seny”.
El martes, 3 de octubre, el Rey Felipe VI se dirige a todos los españoles como Jefe del Estado y advierte del quebranto de la democracia y del Estado de Derecho, de la afectación de la convivencia y de la fractura de la sociedad catalana. Recuerda a los catalanes que no están solos, que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, con la garantía de nuestro Estado de Derecho para la defensa de su libertad y de sus derechos.
El miércoles 4 y el jueves 5 de octubre las redes sociales hervían con la convocatoria del 8-O; en una cuenta de Facebook se congregaron más de 300.000 seguidores apoyando la manifestación.
Y llegó el 8 de octubre y Barcelona explotó de júbilo y entusiasmo con más de un millón de personas contrarias al 'procés' y al 1-O. Y esa explosión irradió a toda España como un tsunami liberador. ¡Se destapó la olla a presión y despertó a un gigante dormido!
SCC actuó con la gran manifestación del 8 de octubre como un sistema nervioso central que fue capaz de activar y conectar a todas las células aisladas (ciudadanos desconectados) en una gran red social, con un proyecto de convivencia compartido.
Tanto el Govern de la Generalitat como el Gobierno de España deben comprender que sin la ciudadanía catalana que se siente española y sin el espíritu de convivencia de los que estuvimos en el 8-O no habrá solución para el denominado problema catalán. ¡Cuenten con ellos!
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