Dueños del eco de Twitter

Un plató de televisión que se pierde en el horizonte, una redacción infinita y, como todo es a lo grande, el hombre más rico del mundo dispuesto a cabalgar el armatoste. Elon Musk se hace con las riendas de Twitter. Suyos serán los inmensos platós y redacciones, pero no el contenido. Eso lo pondremos los ciudadanos. Y gratis. El nuevo amo asegura que convertirá Twitter en una red social sin límites a la libertad de expresión. ¿Dejarán de actuar sus algoritmos como policía de tráfico? A ver, ustedes, no se me agolpen. Circulen. Esos mensajes, a la autopista. Los otros, al callejón sin salida. ¿Por dónde transitarán los favorables al autócrata de turno?  

Escribo este artículo. Cuando El PERIÓDICO lo publique, lo compartiré en Twitter. ¿Vanidad? ¿Necesidad de presencia pública? ¿Una rutina? Estas líneas se incorporarán al inmenso recipiente de contenidos. Quizá alguien lo retuitee, alguien lo critique. Y, con nuestras acciones, formaremos parte de un negocio estratosférico que tiene capacidad de modelar opiniones, relaciones y acciones. Musk será el dueño, pero nosotros no somos sujetos pasivos. Cada retuit es una responsabilidad. También si nos hacemos eco, aunque sea para denostarlo, del odio.  

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