Opinión | Análisis

Rafael Tapounet

Rafael Tapounet

Periodista

Aubameyang saca bola

Pierre-Emerick Aubameyang celebra un gol en el Bernabéu mostrando una bola de dragón.

Pierre-Emerick Aubameyang celebra un gol en el Bernabéu mostrando una bola de dragón. / EL PERIÓDICO

En noviembre de 2020, Toni Kroos hizo unas controvertidas declaraciones en las que criticaba el modo sandunguero que tiene Pierre-Emerick Aubameyang de celebrar cada uno de sus goles. Le acusó de “no ser un ejemplo para los más jóvenes”, imputación que tal vez sonaría razonable si aludiera a esos saltos mortales del delantero gabonés que los niños en edad de crecimiento deberían abstenerse de emular por el bien de sus columnas vertebrales. Pero no. Lo que le disgustaba en realidad al futbolista ario del Real Madrid eran los bailecitos de Aubameyang y, sobre todo, su afición a ponerse máscaras de superhéroes (Spiderman, Batman, Black Panther…) inmediatamente después de perforar la portería rival.

El domingo, después de anotar el cuarto tanto que cerró la goleada del Barça en el Bernabéu (en un partido con aroma a momento fundacional), 'Auba' hurgó en la herida de Kroos con una celebración icónica que pasará a la historia de los clásicos igual que pasó la imagen de Messi enseñando la camiseta azulgrana a la parroquia de Chamartín. Asistido desde la grada por su tatuador murciano Alejandro Nicolás Bernal, el delantero tomó con la mano izquierda una de las esferas mágicas de ‘Dragon Ball’ y posó dos dedos de la mano derecha sobre la frente, imitando el gesto que hacía Goku, el protagonista de esa serie de 'anime', para teletransportarse de forma instantánea.

Nueva fase de poder

En el fútbol, como en la vida, el contexto lo es todo. En otras circunstancias, el homenaje de Aubameyang a ‘Dragon Ball’ tal vez nos habría parecido una excentricidad impostada y algo ridícula, como ocurrió aquella vez en que Griezmann celebró un gol frente al Betis arrojándose confeti por encima. Pero el domingo, en un momento en el que el Barça de Xavi alcanzaba una nueva fase de poder y, al mismo tiempo, se teletransportaba a los días que precedieron a la gloriosa era de Guardiola, el guiño a Goku parecía tener todo el sentido.

Además, qué diablos, entre un futbolista que se divierte (y divierte) sobre el campo y otro que después de marcar un gol señala su propio nombre o hace el gesto de callar bocas, siempre preferiremos al primero. De largo.   

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