Opinión |
Injerencia rusa

Puigdemont, el pecado y la penitencia

El Parlamento Europeo acaba de aprobar un informe en el que se denuncian los vínculos de Putin con partidos de la extrema derecha europea, defensores del Brexit y "un grupo de separatistas catalanes”

El TC declara extinguido un recurso de Puigdemont al ser ya eurodiputado

El TC declara extinguido un recurso de Puigdemont al ser ya eurodiputado / EFE/STEPHANIE LECOCQ

Joaquim Coll

Joaquim Coll

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El 'procés' tuvo más de ópera bufa que de novela de John Le Carré, pero está demostrado que el Govern de Puigdemont abrió la vía de la injerencia rusa en su intento de internacionalizar la apuesta secesionista. Aunque en 2017 el Gobierno de Putin aclaró que se trataba de “un asunto interno” en el que Rusia no tenía ningún interés, sus medios de comunicación jugaron a la desinformación y dieron a entender que la UE estaba dispuesta a reconocer la independencia unilateral de Catalunya, establecieron paralelismos entre el referéndum del 1-O y el de Crimea, criticaron la hipocresía de los europeos al condenar la violencia en Ucrania a manos del expresidente prorruso Yanukóvich pero no el de la policía española, y auguraron la secesión catalana. El periodista de EL PERIÓDICO Marc Marginedas ha documentado entre otras investigaciones los viajes que hizo Víctor Terradellas, hombre de la confianza de Puigdemont, a Moscú, donde fue presentado como asesor del 'president' y mantuvo relaciones peligrosas con personas próximas al Kremlin como Serguéi Markov.

Hace tiempo que el independentismo ha querido desmarcarse de todo aquello a partir de la fantasmada de los 10.000 soldados rusos, como si todo fuera una broma, pero el Parlamento Europeo acaba de aprobar un informe en el que se denuncian los vínculos del régimen de Putin con partidos de la extrema derecha europea, los defensores del Brexit y "un grupo de separatistas catalanes”. En el documento, 'Injerencias extranjeras en las democracias de la UE', se denuncia los intentos del Kremlin de establecer contactos con partidos y movimientos europeos con el fin de ganar apoyos para las posiciones de Rusia, debilitar la democracia y desestabilizar la Unión.

Los separatistas pretenden esconder aquellos jugueteos y, al igual que otros líderes nacional-populistas como el italiano Salvini o la francesa Le Pen, Puigdemont lo niega todo, pero el pecado existió. La penitencia ahora es este informe donde se afirma que “hubo contactos estrechos y regulares entre funcionarios rusos y representantes de un grupo de secesionistas catalanes”.

Suscríbete para seguir leyendo