El gen autodestructivo de la izquierda
Rosa Paz
Periodista. Comité editorial de EL PERIÓDICO
Hay quien sostiene que los partidos a la izquierda del PSOE llevan incluido de fábrica el gen de la autodestrucción. Han dado muestras de ello a lo largo de los años y también en la última semana en la que, a propósito de la invasión rusa de Ucrania, la escalada verbal de los líderes de Unidas Podemos contra la decisión de Pedro Sánchez de enviar armas a los ucranianos llegó hasta el extremo de que el domingo la ministra Ione Belarra se refirió al PSOE como “partido de la guerra”. Teniendo en cuenta que Podemos es el socio minoritario de la coalición de Gobierno, cabría preguntarse si, en esta situación, un partido que se dice pacifista como el suyo puede continuar, sin inmutarse, en un Ejecutivo dominado por un partido que consideran belicista. Parecería incompatible.
Lo mismo se podría decir, por cierto, de su coalición electoral, dado que los ministros de IU y de En Comú en el Gobierno, tres de los cinco del bloque minoritario, han respaldado la decisión de Sánchez, empezando por Yolanda Díaz, candidata 'in pectore' de esa plataforma en la que se incluirá el podemismo. Así visto, las irreflexivas declaraciones de Belarra no solo atacaban a los socialistas, también a quienes en su propio sector no comparten sus opiniones.
Nadie pensaba que esa escalada verbal fuera a llevar a la ruptura de las coaliciones, porque ni Unidas Podemos ni Díaz pueden permitirse el lujo de dejar el escaparate público que les proporciona el Ejecutivo para caer en la invisibilidad que les correspondería como tercer partido de la oposición. Y romper su alianza electoral sería suicida. Pero buscar en un mitin el aplauso de los militantes con la imprudencia del verbo encendido ponía en la olla los ingredientes para que ambas coaliciones saltaran por los aires. ¡Ay ese gen autodestructivo! Este lunes llegó la atribulada rectificación: pese a hablar de los que envían armas, Belarra “no se refería al PSOE”, menos aún a IU, se entiende, y Sánchez sabe que siempre puede contar con ellos. Una manera, como otra cualquiera, de aferrarse al cargo.
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