Opinión |
Guerra de Ucrania

No es una guerra, es una invasión

Ucrania se defiende de una agresión unilateral y, por tanto, es lógico que la comunidad internacional la rechace y ayude al país agredido

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra.

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. / EP

Joaquim Coll

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La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha difundido un vídeo donde critica el envío de armas a Ucrania, y concluye afirmando “hoy más que nunca los demócratas tenemos que decir que la guerra no se va a frenar con más guerra”. Belarra tendría razón si no fuera porque el enfrentamiento es la consecuencia de una invasión injustificada y premeditada por parte de Vladimir Putin. Ucrania y Rusia no se están disputando la hegemonía regional, como tantas veces había sucedido en la historia europea. Ucrania se defiende de una agresión unilateral y, por tanto, es lógico que la comunidad internacional rechace esa invasión y ayude al país agredido. Cuanto más tiempo resista a la embestida rusa, más opciones hay de que Putin sea cuestionado internamente, tal vez derrocado, y que la vía diplomática se abra de verdad. El grito de “No a la guerra” que exhibe una parte de la izquierda es un reflejo antimilitarista, pero de una simpleza enorme. La perspicaz Yolanda Díaz, que ha reiterado su apoyo a Pedro Sánchez, lo ha entendido mucho mejor que sus compañeros de Unidas Podemos.

Si no fuera porque Rusia es una potencia nuclear y Putin un psicópata, habría que enviar tropas. Pero Occidente no va a desencadenar una guerra mundial autodestructiva por Ucrania. Solo podemos enviar armas para que la defensa del Gobierno Zelenski aguante lo más que pueda, mientras se castiga a Rusia con represalias económicas para aislarla del mundo. ¿Se podría haber evitado? Seguramente no, porque lo que mueve a Putin es su propio imperialismo y resentimiento contra Occidente. Tiene parte de razón cuando critica algunas actuaciones en el pasado de la OTAN, o cuando censura su expansión tan cerca de Rusia. Pero no había nada que no pudiera hablarse y negociarse en una cumbre, como perseguía Macron. Sencillamente, Putin hace tiempo que había decidido apoderarse de Ucrania y ha buscado pretextos. Los europeos vivíamos felices gastando poco en defensa. Ahora nos despertamos en medio de una horrible pesadilla, y solo podemos enviar unas cuantas armas que difícilmente cambiarán el curso de la invasión

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