El mapa de la Catalunya real
La obra colectiva ‘La nova geografía de la Catalunya postcovid’ hace una propuesta cartográfica sorprendente y atrevida surgida de las consecuencias derivadas de la pandemia y los confinamientos
Andreu Mayayo
Catedrático de Historia Contemporánea de la UB. Director del Centre d'Estudis Històrics Internacionals - UB
El filósofo alemán Ernst Bloch observaba que en la historia nacional no hay tiempo, solo espacio. En este sentido, la historia nacional es ahistórica, un fotograma de una película, que acostumbra a fijar el mapa de la nación al margen de la voluntad de las personas y, sobre todo, de los considerados bárbaros o vecinos. No obstante, la historia es tiempo y la geografía espacio. La historia es cronología y la geografía mapas. El mapa es el lenguaje de la geografía. Y una buena geografía es la que nos actualiza los mapas.
La geografía catalana se vindica en una obra colectiva impulsada por la Societat Catalana de Geografia de l’Institut d’Estudis Catalans, coordinada por Jesús Burgueño y Josep Oliveras, con el título: ‘La nova geografía de la Catalunya postcovid’. Un libro útil y necesario, repleto de información, análisis y reflexión. Y con una nueva propuesta cartográfica sorprendente y atrevida surgida de las consecuencias derivadas de la pandemia y, en particular, de los confinamientos. Se trata de las Áreas Básica de Salud (ABS) con sus respectivos Centros de Atención Primaria (CAP).
Ramon Espasa, ‘conseller’ de Sanitat en el Govern de la Generalitat provisional presidida por Josep Tarradellas, definía los CAP como una muestra o ejemplo de socialismo cotidiano. La propuesta del Servicio Nacional de Salud, con el respectivo mapa sanitario, fue una de las grandes aportaciones de los comunistas catalanes (PSUC), asumidas por todas las fuerzas políticas, a la nueva Administración de la Generalitat concebida como un instrumento primordial para crear un Estado del bienestar. Un ejemplo que impregnó el reconocimiento constitucional del derecho a la salud y la universalización de la atención sanitaria en la futura ley general de 1985 impulsada por el ministro Ernest Lluch.
Mientras los mercados agrarios dibujaron el mapa comarcal catalán en los años 30 del siglo pasado, las ABS organizan de una manera más precisa la división territorial de la Catalunya actual. En una Catalunya fragmentada en 946 municipios y simplificada excesivamente en 42 comarcas, el mapa sanitario delimitado por las 374 ABS resulta de mayor utilidad. Como afirman los coordinadores, “con la salud no se juega y, por consiguiente, es una demarcación seria y digna de tener en cuenta”. Todo el mundo sabe dónde está su CAP, su centro de gravedad permanente.
Para una mayor utilidad cartográfica, el mapa final se ha ajustado a 192 unidades descartando las divisiones internas de las grandes ciudades (solo en Barcelona existen 68 ABS) e introduciendo algunos reagrupamientos de ámbitos geográficos excesivamente reducidos. De esta nueva fórmula emerge un nuevo mapa sorprendente, repleto de matices y muy sugerente, tal como como se puede comprobar en las informaciones referidas a la demografía, el envejecimiento, los resultados electorales, los trabajadores afectados por un ERE o los afiliados a la Seguridad Social. Lástima que no todas las informaciones de los diferentes capítulos se hayan podido plasmar con este original diseño.
El nuevo mapa nos recuerda la propuesta de las 127 municipalías de Lluís Casassas y Joaquim Clusa elaborada en 1981, fundamentada en un estudio riguroso y académico de la realidad catalana que, 40 años después de la división comarcal, había duplicado la población concentrándose en las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona, con una disminución de los activos agrarios y un crecimiento del sector industrial, de la construcción y de los servicios. El 'pujolismo' encorsetó a la nueva Catalunya con una división comarcal de los años 30. Un ejemplo paradigmático de un nacionalismo más ideológico que cívico y profundamente partidista.
Una vez más, los científicos y académicos nos ofrecen nuevos mapas y nuevas hojas de ruta ante los retos, resumidos por Oriol Nel·lo, del poblamiento y la red urbana, de la movilidad y la localización de las actividades, de la cohesión y del acceso a los servicios, de la sostenibilidad y la energía, del gobierno y de la organización de la ciudadanía. Un libro de obligada mirada para los responsables políticos y para una ciudadanía empoderada. No podemos permitirnos el lujo de ser pesimistas.
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