La ideología del Bollycao
La obesidad infantil es un problema de causas multifactoriales y la publicidad es una de ellas. El Gobierno no puede regular la actividad física, pero sí puede prohibir los anuncios nocivos para la salud
Estos días el Bollycao es de derechas. También los donuts, las palmeras de chocolate y las galletas. Es una soberana estupidez, pero así parece construirse el politiqueo imperante en este país: superponiendo una estupidez a otra.
La última semana las redes sociales rebosan grasas saturadas promocionadas por políticos de derechas, perfiles con fotografías de dulces, chocolates y bollería industrial. Todo lo que han encontrado en su despensa más lo que han comprado para la ocasión. El sentido del ridículo es una virtud que escasea.
El recién creado escuadrón del Bollycao comunica al mundo que piensan atiborrarse a dulces y que nadie, sobre todo si es de izquierdas, va a prohibir que sus hijos también lo hagan. Es posible que el exceso de azúcar les haya causado algún que otro problema de comprensión porque tal prohibición es rotundamente falsa.
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, anunciaba hace unos días su intención de modificar el código PAOS de corregulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigidas a menores. Este código se aprobó en 2005 en colaboración con las empresas anunciantes, pero la autorregulación no ha sido suficiente para atajar un asunto tan complejo como la obesidad infantil.
Es un problema de causas multifactoriales, la publicidad es una de ellas como también lo son el sedentarismo o el escaso gasto energético. La diferencia es que el Gobierno no puede regular la actividad física, pero sí puede prohibir la publicidad nociva para la salud. Eso es lo que va a hacer. Lo que sí puede.
La OCU alerta de que nueve de cada diez anuncios dirigidos a niños son de alimentos y bebidas poco saludables, un bombardeo publicitario al que hay que poner límite, como ya han hecho otros países europeos.
Es lamentable que en este país se ideologice absolutamente todo. Un 40,6% de los niños de entre 6 y 9 años tiene sobrepeso u obesidad y la reacción de la derecha es mostrar orgullosa su arsenal de bollería.
Solo les falta añadir: “prefiero un hijo obeso a uno de izquierdas”. Al tiempo.
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