Apunte

El G20 del impuesto de sociedades

La cumbre de Roma del próximo fin de semana podrá exhibir un acuerdo largamente perseguido

Ursula von der Leyen y Joe Biden

Ursula von der Leyen y Joe Biden / AFP / Kenzo Tribouillard

Rosa María Sánchez

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La del próximo fin de semana, en Roma, será la primera cumbre de líderes del G-20 bajo la impronta de Joe Biden, como presidente de EEUU. Con él EEUU vuelve al terreno de juego del multilateralismo y la prueba más evidente es la ratificación que prevén abordar los líderes a favor del acuerdo de 136 países para acometer una fiscalidad común que garantice una tributación mínima de las multinacionales en el mundo y ponga freno a los paraísos y al 'dumping' fiscal de unos países frente a otros. Después de muchas cumbres con este tema sin resolver en la agenda económica, este será, sin duda el G20 del impuesto de sociedades. Y no lo hubiera sido sin el impulso del nuevo presidente de EEUU a un acuerdo global al que siempre se opuso su antecesor Trump.

Pero también será una cumbre para intentar orientar una salida coordinada de la crisis sanitaria. La Unión Europea pedirá al G20 el compromiso de que se una al objetivo de que el 70% de la población mundial este vacunada en 2022, con la convicción de que sólo así se podrá encarar la doble crisis sanitaria y económica. También viajará a Roma, desde Washington, el compromiso de los ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales adoptado en la reciente asamblea de otoño del FMI de no retirar prematuramente las medidas de ayuda ante la pandemia hasta que no esté garantizada la estabilidad económica. La preocupación por la inflación y por la ruptura en la cadena internacional de suministros se suma a las secuelas de la crisis sanitaria que es preciso reparar con un enfoque multilateral. Y en plena crisis de precios energéticos, renace la preocupación climática en este G20 que finalizará el próximo domingo, solo un día antes de que comience la cumbre del clima en Glasgow, con un EEUU de vuelta al Acuerdo de París.

Todas estas cumbres del G20 sirven para lo que sirven, que no es gran cosa desde el punto de vista inmediato y práctico. Sin embargo, desde su origen, en Washington (2008), sirvieron para orientar la proa del buque de la economía mundial tras el estallido de la crisis financiera. Aquel multilateralismo vuelve ahora al timón para encarar la nueva crisis.

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