Opinión | Editorial

El Periódico

Trabas laborales en el Reino Unido por el Brexit

Desde que el referéndum de junio de 2016 abrió el camino del Brexit se insistió en los daños colaterales que causaría. No es ninguna exageración concluir que los peores vaticinios se han hecho realidad

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brexit banderas / Unsplash

Los inconvenientes en la vida cotidiana derivados del Brexit afectan ya a los ciudadanos de la Unión Europea. Pero también el propio Reino Unido. El flujo habitual de europeos para ocupar puestos de trabajo, sobre todo para jóvenes –au pair, empleados en el sector de la hostelería, profesionales recién titulados– se ha cortado en seco, o poco menos, ante las condiciones desorbitadas impuestas, con grave quebranto para quienes hasta fecha reciente han contado con estos trabajadores para cubrir empleos imprescindibles. Una situación previsible que alarma a pequeños y medianos empresarios, que se sienten incapaces de afrontar el aumento de la actividad cuando decaigan las restricciones de ocupación y horarios.

Las estadísticas demuestran que los puestos de trabajo libres seguirán vacantes porque no ha aumentado el número de solicitantes británicos para ocuparlos, pero sí han desaparecido los aspirantes a combinar una estancia para estudiar inglés con empleos habitualmente temporales.

La repetición de casos de hostilidad o abierta xenofobia hacia los extranjeros amenazan con dañar aún más la relación entre ambas orillas del Canal. Desde que el referéndum de junio de 2016 abrió el camino del Brexit se insistió en los daños colaterales que causaría; luego se intentó llevar al ánimo de la opinión pública que el buen juicio se impondría y las relaciones humanas no saldrían perjudicadas. No es ninguna exageración concluir que los peores vaticinios se han hecho realidad.