Una serie con polémica
Cualquier parecido de 'Sky Rojo' con la realidad es pura coincidencia
La ficción trata temas como la extorsión, la trata de personas, la violencia de género o las agresiones sexuales huyendo del realismo porque solo busca el entretenimiento
![Lali Espósito, Verónica Sánchez y Yany Prado, en 'Sky rojo'](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/acdbc85d-80a1-43de-94a8-dcae54f23565_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Lali Espósito, Verónica Sánchez y Yany Prado, en 'Sky rojo' / NETFLIX / TAMARA ARRANZ
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Elena Neira
Profesora de los Estudis de Ciències de la Informació i de la Comunicació de la UOC
Elena Neira
La polémica ha perseguido a 'Sky Rojo' desde su estreno en Netflix. La serie la firman los creadores de 'La casa de papel',' Àlex Pina y Esther Martínez Lobato, que vuelven a contarnos una historia de huidas, aunque en este caso no se trata de atracadores que quieren fugarse del banco en el que se han atrincherado. Aquí las protagonistas son tres prostitutas que se escapan de Las novias, un burdel regentado por un sádico proxeneta llamado Romeo, que las retiene a la fuerza y explota sexualmente. Son ocho episodios hasta arriba de tópicos, violencia, diálogos surrealistas y sexo. Mucho sexo. 'Sky Rojo' es excesiva en todos los aspectos. Como esos chupitos que te parecen una buena idea cuando se te ha subido el vino, pero que a la mañana siguiente te dejan una resaca espantosa. Porque está diseñada para ver un capítulo tras otro a la misma velocidad a la que Coral se mete las rayas de Tramadol.
Que la serie tenga los 'showrunners' que tiene y que su campaña de márketing se haya empeñado en recordarnos constantemente dicho currículum hacía poco probable que fuese a pasar desapercibida. Ha salido en todas partes, aunque el tipo de notoriedad que ha recibido seguramente no era la que los encargados de la promoción tenían en mente. Cosificación de la mujer, machismo recalcitrante o glamurización de la prostitución son algunas de las críticas que 'Sky Rojo' ha recibido en redes, poniendo sobre la mesa el debate en torno a la responsabilidad de los creadores a la hora de tratar ciertos temas y si hay ciertos límites que la ficción no debería traspasar. Porque esta es la cuestión de fondo: se trata de una serie de ficción, no de un documental, y lo que está en juego es la libertad del creador.
La prostitución se ha abordado muchas veces en cine y televisión ¿Qué es, entonces, lo que hace diferente a 'Sky Rojo'? Que aborda temas de relevancia social jugando a los contrastes de género en un batiburrillo de drama, acción y humor, con estética a medio camino entre Tarantino y Baz Luhrmann. El propio Àlex Pina ha reconocido que quería hacer una serie estéticamente bonita, y el resultado ha sido ese prostíbulo a lo Moulin Rouge en donde la sordidez de la clientela se marida con estéticas deslumbrantes y meretrices convertidas en fantasías sexuales de manual.
Las críticas que ha recibido en redes ponen sobre la mesa el debate sobre la responsabilidad de los creadores y los límites de la ficción
Es ahí donde la serie entra en terreno resbaladizo. 'Sky Rojo' no es totalmente banal, pero tampoco es profunda. Es un tipo de serie que ha sido posible gracias, precisamente, a que está dentro del ecosistema de una plataforma de pago que, al no tener intereses publicitarios ni audiencias generalistas a las que satisfacer, únicamente se debe a sus clientes. La cuestión aquí es que hablamos de Netflix, una marca con una cobertura y un impacto cultural indiscutible. Y esa capacidad de crear tendencias vuelve todos los temas más relevantes porque se distribuyen en un servicio de alcance global. Ahí nace la obsesión de muchas plataformas por mantener su discurso dentro de lo políticamente correcto, especialmente en temas como la orientación sexual, el racismo o la violencia. Pero esa actitud al final tiene más que ver con el deseo de evitar que un malentendido se pueda traducir en una baja que en una verdadera voluntad de posicionarse en torno a los temas que levantan ampollas.
La responsabilidad tiene que ver con el tono. Y es ahí donde la polémica me parece gratuita. 'Sky Rojo' no pretende ser un reflejo de nada. Trata temas que son muy reales, como la extorsión, la trata de personas, la violencia de género o las agresiones sexuales. Retrata a mujeres convertidas en meros objetos y sometidas a constantes vejaciones. Y lo hace huyendo del realismo y recurriendo al humor con infinitas capas de purpurina, lencería provocativa, carreras en plataformas y sexo acrobático. ¿El resultado? Entretenimiento en vena. De ese que no invita a mayores reflexiones, sino que se digiere tan rápido como se consume. Desde el momento en que la serie cumple los parámetros de la calificación por edades, es al espectador a quien corresponde hacer su propia lectura de la historia que se le está contando.
¿He disfrutado viendo 'Sky Rojo'? Muchísimo. ¿Me la he tomado en serio? En absoluto.
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