Opinión | 'Ja n'hi ha prou'
Luis Mauri
Director adjunto
Luis Mauri
El lumpen empresariado de Waterloo
La Cambra decide in extremis, en vista de su aislamiento, acudir al acto empresarial contra la decadencia de la Catalunya del ‘procés’
Lo primero es atender las deudas: esta la he contraído con el histórico sindicalista José Luis López Bulla sin él saberlo. Líneas abajo quedará saldada, espero. Entre tanto, el fulgor rabioso de la ciudad en llamas, el desdén desvergonzado y autodestructivo de la familia del Rey y los primeros lances de la negociación para formar el nuevo Govern han acallado el eco de un suceso relevante. El fracaso del asalto del independentismo de Waterloo a la organización empresarial Pimec.
Con 130.000 afiliados, Pimec es la patronal mayoritaria entre las pequeñas y medianas empresas de Catalunya. El triunfo del puigdemontista Joan Canadell en la conquista de la Cambra en 2019 (triunfo por incomparecencia del adversario, ensimismado en esa gozosa indolencia patricia hasta que, oh, dios mío, qué ha pasado, cómo ha podido suceder) envalentonó a los irredentos. Siguiente objetivo: Pimec. Tutelado por Canadell, Pere Barrios se lanzó en 2021 a por la organización de las pymes con un plan estratégico de tres fases. Primera: toma de los órganos de gobierno. Segunda: transformación de la patronal hegemónica de las pymes en una estructura al servicio del ‘procés’. Tercera, desbancamiento y sustitución de Foment, desafecta a la causa nacionalista, como principal organización empresarial catalana.
Barrios se estrelló contra el muro de la primera estación.
Su rival, Antoni Cañete, arrasó en las elecciones de Pimec de febrero pasado. La candidatura transversal de Cañete consiguió más del 80% de los votos. El dogma de Waterloo fracasó en Pimec días después de que la posconvergencia de Puigdemont perdiera por primera vez en la historia la primacía sobre ERC en unas elecciones autonómicas.
De haber triunfado Barrios en Pimec, los tambores del agit-prop independentista aún redoblarían hoy con frenesí en vez de guardar este silencio defensivo. Para eso está el agit-prop, para disimular las derrotas.
La decadencia
Foment, Pimec y un buen número de empresas a título individual organizan este jueves un acto para mostrar su hastío con la parálisis de la Generalitat y sus prioridades estériles económica y socialmente. 'Ja n’hi ha prou. Centrem-nos en la recuperació’, clama el cónclave empresarial. En el punto de mira, la decadencia de la Catalunya del ‘procés’, simbolizada por dos semanas de disturbios y saqueos mientras el Govern no acierta a dónde mirar.
La Cambra de Waterloo se ha mantenido al margen del acto. Hasta que, en vista de su aislamiento, 16 horas antes del evento ha decidido acudir. Días atrás, en plena ola de disturbios, la entidad había tumbado una condena del vandalismo propuesta por la oposición.
Ahora, el pago de la deuda con López Bulla. Afilado y brillante, el exlíder de CCOO bautiza en su blog Metiendo bulla a estos empresarios devotos de Puigdemont: «Lumpen empresariado». Un reflejo deforme del lumpen proletariado que Marx definió como las capas sociales marginales, situadas por debajo del proletariado, carentes de conciencia de clase, desvalidas y manipulables por las élites. Agradecido.
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