Avances contra la pandemia
¿Una vacuna para cambiar el mundo?
El precio del medicamento se convierte en una barrera, especialmente para los países de renta baja, lo cual nos afecta
Rafael Vilasanjuan
Periodista
Rafael Vilasanjuan
Usted y yo, tenemos la suerte enorme de que la Agencia Europea del Medicamento regule una vacuna que empiece esta misma semana a mitigar el desastre de la epidemia. Si la lotería de nuestro destino hubiera decidido que naciéramos un poco mas allá, en Marruecos, por ejemplo, en Ecuador o en Bolivia, nuestro futuro todavía tendría que esperar a ver cuándo alguna de las vacunas que están ya en la fase de lanzamiento puede llegar.Todos esperamos lo mismo, poder recuperar el equilibrio roto en nuestra vida, en el trabajo, en las relaciones, en la salud y la economía.
La vacuna va a suponer un cambio. Pero para eso necesitamos que se cumplan tres factores: que sea eficaz, asequible y que llegue lo mas rápido posible a todos. De momento, no todo se cumple. Aunque a este lado del mundo ya veamos el horizonte, las consecuencias de una distribución que no sea equitativa puede pasar factura no solo al resto de países, también a este lado del hemisferio.
Vayamos por partes, lo primero es que la vacuna ha llegado en tiempo récord. Desde que se descifró el código genético del virus de Wuhan, hasta que se inyectó la primera ya regulada en Gran Bretaña, han pasado solo 333 días. Nunca antes se había conseguido desarrollar una vacuna en un periodo de tiempo tan corto. Con el virus de la gripe se tardaron más de 18 años en conseguir la primera; para otras enfermedades más recientes como el sida, más de tres décadas después todavía se sigue buscando. No es extraño por tanto que para mucha gente la rapidez en tener esta vacuna genere dudas. Pero todo tiene una explicación: la investigación en la que se basa esta primera generación de vacunas lleva trabajándose desde hace más de una década en ensayos para hacer frente a otras enfermedades, pero con la irrupción del virus se ha activado para atacar a este en concreto. Con la llegada masiva de recursos se ha hecho posible.
La que llega primero es la más compleja de administrar y, además, una de las más caras
Lo que ahora decide la Agencia Europea del Medicamento ya no es ni la eficacia ni la seguridad, todo eso se ha ido analizando mientras se desarrollaban los ensayos. A los expertos que tienen que regular solo les queda poner en común aspectos finales cara a la distribución. No va a haber sorpresas, ya que las mismas dudas que puedan surgir en Europa se han evaluado antes en EEUU y Gran Bretaña, luego esta última reunión es casi un trámite. De ahí que los políticos hayan tomado la iniciativa de avanzarla y forzar la vacunación en Europa.
La vacuna que llega primero es la más compleja de administrar y, además, una de las más caras. La vacuna desarrollada por Pfizer hay que mantenerla a temperaturas más frías que las del invierno polar. Por esa misma razón ya ha sido descartada para llevarla a buena parte de las economías menos desarrolladas, y en especial a África. Mantener esa cadena de frío requiere una logística controlada casi al segundo. No esta siendo fácil en EEUU y tampoco los será aquí, luego imposible pensar llevarla a todos los rincones.
Pero, además, es cara. Aunque los precios negociados por los países se mantienen bajo cláusula de confidencialidad, -una práctica que los gobiernos deberían considerar inaceptable-, la filtración de una ministra belga sobre lo que paga Europa por cada una de las vacunas nos permite saber que, si se vacunara a todos los españoles con la vacuna de Pfizer, el desembolso sería aproximadamente de 1.200 millones de euros, mientras que si lo hacemos con la de Astra Zeneca, la cifra sería solo de 170 millones.
El precio se convierte así en barrera, especialmente para los países de renta baja. Ahí nos jugamos también el futuro. Con la capacidad de producción limitada, el nacionalismo en la compra prioritaria y exagerada de la UE, Gran Bretaña, Canadá y EEUU ha dejado con escasas dosis a dos tercios de la humanidad. Un error porque, aunque consigamos vacunar a todo un país, si la vacuna no llega a todos, el virus encontrará lugares donde mantener sus reservas hasta volver con fuerza, quien sabe incluso si con una mutación diferente. Sin duda, la llegada de la vacuna es una gran noticia, pero lo será más si hacemos todo lo posible para que llegue a todos al mismo tiempo. Entonces sí que puede cambiar el mundo.
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