análisis

Endeudamiento con inteligencia

Los fondos procedentes de Europa han de servir para asegurar el impulso de sectores estratégicos de futuro

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zentauroepp55286974 monterocalvio201006162418 / DAVID CASTRO

Ester Oliveras

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En la primera oleada, la Unión Europea ya marcó la estrategia financiera para afrontar la crisis provocada por el coronavirus: activar la “cláusula de escape” del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que permite suspender las reglas de disciplina presupuestaria y que autoriza a los estados miembros a aumentar su gasto público.

Este margen ya se ha aplicado durante el 2020 para hacer frente a esta crisis histórica. A un trimestre para el cierre del año, las previsiones económicas dan vértigo: una caída del PIB del 11,2%, según el Gobierno, y previsiones de déficit y de deuda pública del 14% y 120%, respectivamente según el Banco de España. Aunque la reactivación económica esté siendo lenta e incierta, seguramente lo peor ya ha pasado y, a partir del 2021, se esperan mejores cifras, aunque solo será por comparativa con el nefasto 2020. 

Los efectos de la “cláusula de escape” continúan visibilizándose en la preparación de los presupuestos públicos para el 2021. Las comunidades autónomas tendrán una tasa de referencia de déficit del 2,2% del PIB y los ayuntamientos del 0,1%, además de la posibilidad de utilizar sus remanentes de tesorería que han estado bloqueados durante años, precisamente, para poder dar cumplimiento al mencionado Pacto de Estabilidad. 

Como siempre, los presupuestos finales deberán contar con el beneplácito de la Comisión Europea. Esta vez la cantidad total no supondrá un problema, pero sí el destino de los fondos de reconstrucción que se analizará con lupa. Conviene recordar que este exceso de deuda no sale gratis. Una parte de los fondos de reconstrucción se han conseguido gracias a la emisión de deuda por parte de la Unión Europea. Un total de 750.000 millones de euros que deberán devolverse entre todos los estados miembros. Una deuda mutualizada, en la que las malas praxis de un país impactan sobre el resto. Es por este motivo que la gestión de estos fondos estará en el punto de mira en todo momento. 

Conviene invertir con gran inteligencia los 140.000 millones que corresponden a España. Las reformas y proyectos que se financien deben asegurar el impulso de sectores económicos estratégicos de futuro, que puedan asegurar un retorno a largo plazo y la competitividad del país. Un café para todos podría paliar la situación de unos pocos a corto plazo, pero no serviría para construir y desarrollar una economía competitiva de futuro que pueda sostenernos durante las próximas décadas. No se pueden permitir escándalos de corrupción, tejemanejes o invertir en infraestructuras que no tengan impacto.

Por lo tanto, manga ancha para los presupuestos del 2021, y la adjudicación de proyectos bajo un formato competitivo y con transparencia. Además de facilitar su gestión para que los proyectos puedan implementarse con eficiencia y eficacia. En breve, el Gobierno plasmará los primeros planes para estos fondos y convendrá someterlos a escrutinio.

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