IDEAS

La música de papel

El cierre de la revista 'Rockdelux' testifica la mala salud de la prensa musical española

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Ramón de España

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El cierre de 'Rockdelux' tras 36 años de presencia en el quiosco es una mala noticia para la prensa musical en particular y la prensa de papel en general. Haber aguantado tanto tiempo en la era de Internet y el gratis total tiene mucho mérito, y lo mismo puede decirse de otras dos cabeceras que sobreviven, Ruta 66 (fundada por mis viejos compadres del underground Ignacio Julià y Jaime Gonzalo) y Popular 1 -ahora dirigida por el hijo de sus creadores, Bertha M. Yebra y Martín Frías-, a la que Keith Richards parece haberle contagiado su aparente inmortalidad: durante la transición, los listillos que escribíamos en Star y Disco Exprés nos mostrábamos irónicamente superiores a Popular 1 a causa de lo que nos parecía una pasión pueril por el heavy metal…Pero Star y Disco Exprés la diñaron en 1980 y el Popu, como la puerta de Alcalá, ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo.

La mala salud de la prensa musical española viene de antiguo. La red y la renuencia a pagar por leer son zancadillas de última hora a una serie de aventuras que siempre han sido azarosas. Tras la debacle de 1980 -que incluyó el cierre de la primera etapa de Ajoblanco- vino la muerte de Vibraciones, creada por Àngel Casas en los 70, a la que contribuí como redactor jefe en su última época (solo a mí se me podía ocurrir poner en portada a superventas como John Foxx o Howard Devoto). Rock Espezial fue el vehículo de tránsito de la publicación que había heredado el recientemente fallecido Damián García Puig al Rockdelux comandado hasta el final por Santi Carrillo. La supervivencia de Ruta 66 es un misterio para mí, y achaco la de Popular 1 a la posibilidad de que Bertha y Martín hayan encontrado el equivalente periodístico de la fórmula de la Coca Cola, pues sus lectores han sido siempre los más fieles del mundo.

La red y el ahorro en letra impresa por parte del posible lector se han acabado llevando por delante Rockdelux, pero la precariedad siempre estuvo ahí, nunca dejó de manifestarse en ninguna revista barcelonesa dedicada a la música pop (con la excepción de Enderrock, convenientemente subvencionada por el régimen). En Francia, Les inrockuptibles goza de buena salud. En Gran Bretaña, Mojo y Uncut están totalmente asentadas. En Estados Unidos, la recientemente remozada Rolling Stone aguanta el tirón. Dejando aparte virus, redes y tacañería, lo nuestro acusa desde siempre un triste hecho diferencial.

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