Qué hacer en casa
Conciencia de los isquiotibiales
El caso es que desde hace varios días, con una puntualidad asombrosa, comparezco ante la pantalla siguiendo a Cesc Escolà equipada con mallas, calcetines, alfombrilla y lo que sea menester
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Amigos, el confinamiento me está afectando más de lo que creía. Resulta que ahora hago gimnasia. Todos los días, siguiendo a Cesc Escolà y su programa de La 2. La hago con una constancia que hasta hoy solo había demostrado en la lectura y la escritura, dos actividades que estos días me estaban dejando el culo planchado y con preocupante tendencia a la expansión. Es por eso que resolví hacer algo, y lo de la gimnasia televisada fue una salvación.
Además, que el monitor sea Escolà demuestra que el mundo avanza. Mi referente en estas cuestiones era una 'ochentera' Eva Nasarre que dirigía un programa parecido (y que nunca seguí) cuando yo era adolescente. Estoy convencida que a más de una de las seguidoras del monitor, suponiendo que aún le queden fuerzas para la actividad cerebral, no le importaría pasar con él un confinamiento. Yo soy más de las que desean abofetearle. Cada vez, por ejemplo, que indica que un ejercicio es «para su abuelita» y hace rato que mi corazón se ha escapado de mi caja torácica y corre por la alfombrilla. O cada vez que, en pleno apocalipsis muscular, nos anima a sonreír. Yo, la verdad, estoy más cerca de gruñir 'a lo Hulk'.
El caso es que desde hace varios días, con una puntualidad asombrosa, comparezco ante la pantalla equipada con mallas, calcetines, alfombrilla y lo que sea menester, dispuesta a tonificar mis glúteos, mejorar mi equilibrio o fortalecer mis deltoides. El programa dura solo media hora, pero ocupa mi cabeza el resto del día. Pienso en Cesc, por ejemplo, cada vez que, al subir un escalón, tomo plena consciencia de dónde empiezan y terminan mis isquiotibiales, algo que antes ignoraba por completo. Lo mismo cuando intento levantarme del sofá y reparo en la cantidad de músculos que tengo alrededor del ombligo. Es como si en mi cuerpo hubiera más cosas que antes. Y todo gracias a este lío y a este tiarrón de Escolà.
En fin. Que en pocos días voy a tener el culo mejor que en toda mi vida. Ojalá mis ganas de hacer gimnasia duren tanto como el confinamiento, para que al salir pueda lucirlo un poco.
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