Opinión | Editorial

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Autocrítica de Setién y enredos por resolver

Vetar la retransmisión de lo que sucede en la banda durante un partido como se reclama supondría un acto de censura sin justificación

Quique Setien

Quique Setien / JORDI COTRINA

El entrenador del FC Barcelona, Quique Setién, ha roto desde su llegada la práctica, establecida por Pep Guardiola y a la que se acomodaron el resto de responsables del banquillo blaugrana que lo sucedieron, de no dar entrevistas más que a los medios oficiales del club. Y ha mantenido su disposición a responder a las preguntas de los periodistas, como lo hace en la entrevista que publica EL PERIÓDICO, también en un momento de importante zozobra tanto para el equipo y para la institución.

Setién desmiente, en el transcurso de una larga conversación, que exista una relación tensa entre la plantilla y su equipo técnico. Incluso tras el episodio de las críticas de la retransmisión con todo tipo de detalles de las airadas críticas a los jugadores por parte de su segundo, Eder Sarabia, durante el clásico. Setién hace autocrítica y admite que los técnicos han pedido excusas por la falta de autocontrol a la plantilla y el club, pero también reclama que se erradique la posibilidad de que una cámara pueda seguir con detalle lo que sucede en la banda durante un partido. Una reclamación, en la que no está solo, que supondría una cortapisa injustificada a la información deportiva –como ha demostrado el baloncesto, la comunicación entre entrenador y jugadores forma parte del juego y del espectáculo– y abriría peligrosas derivaciones sobre qué sucesos, deportivos o extradeportivos, podría mostrarse o no.

Pero la verdadera crisis a la que se enfrenta el presidente Josep Maria Bartomeu no reside en la relación entrenador y plantilla, ni siquiera en el impacto que ha tenido Setién en sus primeros 50 días como entrenador sobre el juego del equipo, en que la reivindicación de las señas de identidad del fútbol de posesión y combinación no han ido acompañada ni de los resultados ni del aplauso de la grada. La insatisfacción de la plantilla con la mala planificación de esta temporada, la cada vez más evidente necesidad de renovación de un plantel veterano, la aún no resuelta crisis por las campañas de descrédito digital a cargo de una empresa contratada por el club y la necesidad de definir la viabilidad del proyecto del Espai Barça son retos mucho mayores que la incomodidad por ver transcrito en una pantalla lo que se dice en el banquillo.