La elección de Almeida

No hay risas en Notre Dame

La catedral es un símbolo de Europa. Una preciosa exhibición de desigualdad y un emblema de un pasado en el que la cultura europea era dominante.Pero ya no es así.

Notre Dame, en llamas.

Notre Dame, en llamas. / periodico

Emma Riverola

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La respuesta dio para chanzas y risas. “Si solo pudieras dar dinero a un sitio, ¿a dónde lo donarías, a la catedral de Notre Dame o a replantar el Amazonas?”, preguntó una niña al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeidaen el programa 'Vuelta al cole' de Telemadrid. Almeida, ante el estupor de los niños, eligió Notre Dame: “Es un símbolo de Europa. Y nosotros vivimos en Europa”. Es una anécdota. También es la categoría de un pensamiento.

Notre Dame se construyó para ensalzar la monarquía y la Iglesia, fue despreciada por la revolución y distinguida de nuevo por las letras. Aún quedaban rescoldos del reciente incendio, cuando una avalancha de donaciones millonarias se movilizó para su rehabilitación. Una lluvia de fondos para una ciudad donde los refugiados duermen en la calle y los chalecos amarillos siguen gritando su ira. Sí, Notre Dame es un símbolo de Europa. Una preciosa exhibición de desigualdad. También un emblema de un pasado en el que la cultura europea era dominante.

Pero ya no es así. Y el planeta vive un presente agónico. La crisis climática es una realidad y se acaba el tiempo. O se actúa de inmediato o nos espera un infierno. A todos. Algunos ya lo están viviendo. Sequías pertinaces, incendios destructores, lluvias torrenciales y conflictos armados provocados por la especulación energética. Una espiral de miseria y violencia que provoca el éxodo de millones de personas. Sí, son esos, los que mueren en el Mediterráneo. Personas que tratan de resistir viendo negados sus derechos humanos más básicos. También en el Amazonas, donde los pueblos indígenas son perseguidos y asesinados.

La emergencia climática solo se revertirá si hay un cambio de sistema y se imponen medidas globales que enmienden los modelos energéticos, industriales, agrícolas y de transporte. Un replanteamiento de la sociedad de consumo y, de hecho, del capitalismo. Almeida eligió Notre Dame. Lo nuestro. Los valores tradicionales. Un pasado que ya no volverá. Un presente avaro... Almeida eligió, y no es una broma.