La clave
El dedo índice de Trump
El presidente, dicen quienes saben en EEUU, no quiere la guerra en Irán. Como en otros asuntos, es el tonto útil que han encontrado los halcones que hace años que quieren derrocar a los ayatolás
Joan Cañete Bayle
Periodista
Periodista y escritor. Director de Estrategia de la Oficina de Proyectos Editoriales de Prensa Ibérica. Entre otros trabajos, ha sido corresponsal de El Periódico en Jerusalén y Washington DC. Autor de las novelas 'Expediente Bagdad' (a cuatro manos con Eugenio García Gascón) y 'Parte de la Felicidad que Traes', y del ensayo sobre el conflicto palestino-israelí 'Muros, bosques, tumbas: Un periodista en Jerusalén'
Joan Cañete Bayle
A última hora, cuando los pilotos ya estaban listos, cuando las órdenes estaban dadas, cuando todo el mundo que es alguien se había congregado en la Situation Room, Donald Trump ejerció su poder sobre la muerte y la vida y detuvo casi en el último suspiro un ataque contra objetivos iranís. Luego explicó que el número estimado de muertes, unas 150 personas, eran demasiadas como respuesta a la destrucción de un dron. Qué heroico. Qué increíble. En este tiempo nos hemos ganado el beneficio de no creer ni una sola palabra de Trump.
Los críticos del presidente, que lo crucificarían en caso de que el ataque se hubiese producido, lo acusan de caótico por haber puesto en marcha la maquinaria de la guerra para después detenerla. Se confunden. Caos es todo lo demás que sucede en la Administración Trump. Frenar in extremis el ataque es la culminación de un sueño. Tener el poder sobre la vida y muerte es justo lo que soñaba el que fuera el hazmerreír de la 'jet' de Nueva York cuando maquinaba con comprarse el Despacho Oval. Todo lo que ha sucedido en este alucinante viaje llevaba a ese instante en el que Trump tenía en sus manos las vidas de unas 150 personas, y quién sabe si el inicio de una guerra. Probablemente no había un botón rojo que parpadeaba, pero seguro que Trump se lo hará instalar. El botón. Su flequillo. Los generales. Un gran reloj con una cuenta atrás. Una luz de emergencia intermitente. Algún 'minion' a su espalda que susurre: “Mr. President…”. Y el dedo índice de Trump, el Poder. ¿Quién se burla ahora de un tipo que concentra tanto poder en un dedo?
Trump, dicen quienes saben en EEUU, no quiere la guerra en Irán. Como en otros asuntos, es el tonto útil que han encontrado los halcones que hace años que quieren derrocar a los ayatolás. John Bolton es el hombre a tener en cuenta. Curioso: como uno de los impulsores de la guerra de Irak, es uno de los responsables de la preponderancia regional de Irán, que tanto debe al desastre de Bagdad. Pero hay ofensas que no se olvidan, como la toma de una embajada. Hay negocios, como el del petróleo, y aliados, como Arabia Saudí e Israel, insaciables. Y hay hombres, como Bolton, cuyo dedo índice no pulsa el botón pero sí marca el camino. Trump hoy ha elegido vida. Pero mañana puede optar por muerte. Y a ver quién se burla de él.
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