ANÁLISIS

Guerra de propaganda

En el mundo de los relatores internacionales hay mucho mercenario y si algo ha demostrado el separatismo es tener una enorme billetera

Los presos independentistas, en el juicio por el 'procés'.

Los presos independentistas, en el juicio por el 'procés'. / periodico

Joaquim Coll

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El martes se hizo público que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos había declarado inadmisible la demanda de los independentistas por la suspensión que ordenó el Tribunal Constitucional de uno de los plenos de la Cámara catalana en octubre de 2017. Para los jueces de Estrasburgo, dicha decisión fue necesaria para defender la "sociedad democrática" porque estaba en peligro "la seguridad pública" y "la protección de los derechos y las libertades de los demás". Su extensa argumentación supone un espaldarazo muy importante para rebatir la propaganda de que el Constitucional estaba limitando la libertad de expresión, y anticipa que Estrasburgo puede acabar siendo la tumba de las mentiras separatistas.

A las pocas horas, el independentismo respondió con tinta de calamar y lanzó el bulo de que Naciones Unidas había pedido la libertad inmediata de los políticos presos al tratarse de detenciones ilegales. El ‘conseller’ de Exteriores, Alfred Bosch, salió muy gallito en TV-3 afirmando que un "organismo oficial" de la institución garante de los derechos humanos había elaborado "un informe muy contundente", "un dictamen" de obligado cumplimiento para España y que si no lo hacía debería abandonar la ONU.

En las guerras de propaganda nada es casual y lo que hay de verdad en esa petición de Naciones Unidas, esgrimida ahora por el Govern para exigir la libertad de los presos en la recta final del juicio, se parece como un huevo a una castaña. Primero, no es un dictamen ni un informe sino una mera opinión de unas personas que no trabajan para la ONU. Segundo, en calidad de "expertos" trasladan su criterio al Comité de Derechos Humanos, que sí es un órgano oficial, por si este lo quiere tener en cuenta. ¿Emiten una opinión desde el rigor y la neutralidad? Lamentablemente no.

Los autores están vinculados a Ben Emmerson, un influyente abogado británico contratado por la ANC y Òmnium para internacionalizar la causa de los presos. En el mundo de los relatores internacionales hay mucho mercenario al servicio de las guerras de propaganda. Y si algo ha demostrado el separatismo es tener una enorme billetera.