Independentismo en campaña

Deseuropeizando las elecciones europeas

El tema estrella en Catalunya es el duelo Puigdemont-Junqueras, al margen de quién gane las elecciones

Ilustración de Monra

Ilustración de Monra / periodico

Albert Branchadell

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Uno de los grandes temas ausentes en la campaña electoral de las pasadas elecciones del 28-A fue la política europea. Solo hace falta recordar los bloques temáticos de los debates de Antena 3 y TVE: la política territorial estuvo presente en ambos debates pero la europea no tuvo su espacio en ninguno de los dos. Dada la gravedad del conflicto territorial –y dada la polarización que ese conflicto engendra– es hasta cierto punto comprensible que los candidatos no tuvieran demasiado tiempo para presentar a los electores sus propuestas de futuro para el espacio común europeo. Lo que ya no es tan comprensible es que en la campaña de las elecciones europeas prácticamente no se hable de Europa.

Tanto en España como en Catalunya las elecciones europeas se plantean como una segunda vuelta de las legislativas del 28-A. (También las municipales, pero en unas elecciones municipales resulta mucho más complicado soslayar completamente la política municipal.) En España se trata de verificar si el PSOE revalida su victoria de abril, de medir el aguante de Podemos, y también de comprobar si el brusco viraje al centro del PP va a servir de algo o si finalmente Ciudadanos va a lograr el ansiado 'sorpasso' sobre los populares. En Catalunya la situación no es muy distinta. El tema estrella no es la política migratoria de la Unión, la actitud europea ante el cambio climático, las relaciones con China, ni la propuesta de un ejército comunitario, sino quién va a resultar vencedor en el duelo fratricida entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, al margen incluso de si en la 'photo finish' resulta que el primero que cruza la meta no es ninguno de los duelistas sino un partido socialista propulsado por el efecto arrastre de Pedro Sánchez.

Igual en otros países

Sería un triste consuelo aducir que lo que sucede en España y Catalunya no es muy distinto de lo que está sucediendo en otros países: en Francia las europeas se presentan como un plebiscito sobre el proyecto de Macron; en Italia se dirime la pugna entre la Liga de Salvini y sus socios del M5S; en el Reino Unido se hablará de Europa, pero solo en términos de 'leave' o 'remain'. Etcétera. Paradójicamente, lo más europeo de las elecciones europeas vendrá de los partidos que quieren destruir o bloquear la Unión Europea desde dentro, no de los que supuestamente desean fortalecerla.

Volviendo al caso catalán, la deseuropeización de las elecciones europeas –o su instrumentalización para otros fines– es especialmente notable en el caso de Junts per Catalunya. En el 2014 Convergència i Unió, fiel a su tradicional europeísmo, presentó un sólido programa de 100 páginas, casi tan grueso como el del PP. Para las elecciones del 26-M, en cambio, JxCat presenta un escuálido documento de 10 páginas cuyo gran tema es "llevar el 1 de octubre al Parlamento Europeo". Está por ver cuál es el rendimiento de esta estrategia de Puigdemont que consiste –como decía el diario 'Ara'– en "exprimir el exilio para lograr la remontada". Pero, sea cual sea el resultado del 'match' Puigdemont-Junqueras, una cosa que pronostican los sondeos es que las fuerzas independentistas sumadas no van a rebasar el 50% de los votos.

En el contexto de las elecciones europeas, el movimiento independentista catalán es el más sólido del continente. En la cita electoral del 2014 –en la que ERC se impuso a CiU por primera vez en la historia– la suma de ambas formaciones cosechó el 46% de los votos. Esta cifra está muy por encima del 29% obtenido por el SNP en Escocia, que sumado al 8% de los verdes independentistas solo da el 37%. Y todavía está más por encima del 27% obtenido por los independentistas flamencos del N-VA en el colegio electoral flamenco. Sin embargo, 'sólido' no significa exactamente 'hegemónico'. Entre el 45% de los votos y la "mayoría incontestable" que diferentes portavoces independentistas han fijado como requisito indispensable para culminar el 'procés' todavía hay un trecho por recorrer.

¿Qué es lo que impide que en unas elecciones europeas con el viento de la "represión" –exilio y prisión– claramente a favor de los partidos independentistas se produzca un tsunami a favor de su proyecto político? He aquí una pregunta para la reflexión. En el caso de Puigdemont podría tratarse de una cuestión de confianza. Para muchos europeístas catalanes puede resultar complicado confiar su voto a quien hace cuatro días proclamaba que la Unión es un club de "países decadentes" y flirteaba con la celebración de un referéndum sobre la permanencia de Catalunya en el club comunitario.

*Profesor de la Facultad de Traducción y de Interpretación de la UAB.