Hacia la 'brexiternity'

De prórrogas y otras historias

Vuelven a estar abiertas todas las opciones y la pelota vuelve al Parlamento británico

ilustracion  de leonard  beard

ilustracion de leonard beard / periodico

Ruth Ferrero-Turrión

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La agonía del 'brexit' continua. El miércoles, de nuevo, los líderes europeos se volvieron a reunir con carácter extraordinario para decidir no ya sobre la concesión de una prórroga al Reino Unido, sino para determinar qué duración tendría dicha prórroga.  Frente a la propuesta de Theresa May de ampliarla hasta el 30 de junio, dos días antes de la conformación del Parlamento Europeo, y apoyada de manera feroz por Macron, se situaba la propuesta del Presidente del Consejo, Donald Tusk, de conceder un año de margen para que Londres tomase una decisión en firme, bien mediante acuerdo en el Parlamento, mediante elecciones, o vía un nuevo referéndumFinalmente, se decidió ir a un término medio, la nueva fecha límite será el 31 de octubre. A la luz del acuerdo, Merkel es la que se ha salido con la suya. Su propuesta era la de superar el 30 de junio, pero no alcanzar el año de demora. Alemania, apuesta y gana.

La idea detrás de esta 'graciosa' concesión a May está articulada sobre dos ejes de actuación. El primero, la 'flextensión', el segundo la invención de una nueva categoría de Estado miembro, 'Estado en proceso de salida'. La 'flextensión' es un nuevo término acuñado en la jerga cada vez más numerosa en torno al proceso de salida del Reino Unido y que se úne a otros como 'backstop', o 'brexit' y derivados como 'brexiternity', que consiste en la concesión de una ampliación para la salida, si bien no es requisito agotarla. Por lo tanto, si May consiguiera llegar a un acuerdo, pongamos durante las próximas dos semanas, podría acelerar la salida efectiva y evitar la participación en las elecciones al Parlamento Europeo. Esta ampliación también deja el margen suficiente para que se pudieran adoptar decisiones más drásticas tales como la convocatoria de un referéndum o elecciones generales.

Con un pie fuera

En cuanto a la nueva tipología de 'Estado en proceso de salida', lo que se pretende es acotar el margen de actuación que tendrá un Estado en situación de interinidad en relación con los procesos de toma de decisiones. El modelo a seguir el Eurogrupo. Sin poder de decisión real, sin embargo, se ha constituido en el verdadero hacedor de la política económica europea frente al Ecofin. De este modo, Londres se quedaría al margen de decisiones extremadamente relevantes para el futuro europeo, pero seguiría participando de otras a todos los efectos. Así, no formaría parte en ningún caso, de las decisiones que afectaran a la configuración del nuevo colegio de comisarios o de aquellas que tuvieran que ver con el nuevo marco financiero plurianual de cara al 2021-27 actualmente en proceso de negociación. Además, esta nueva categoría comprometería al Reino Unido a seguir uno de los principios rectores de la UE, la cooperación leal, por lo que no podría/debería bloquear el normal proceso institucional en el entorno comunitario.

En todo caso, al igual que en ocasiones anteriores, la decisión adoptada por el Consejo de la UE tiene que ser ratificada por el Parlamento británico. De nuevo comienza un proceso de aprobación que, de no contar, con el acuerdo entre tories y laboristas, volverá a quedar bloqueado. Por el momento, la pelota vuelve a estar en el tejado británico.  Y de nuevo se abren los escenarios de siempre: acuerdo de May, acuerdo alternativo, otro referéndum, cancelación del Brexit, elecciones generales o salida sin acuerdo. Sin duda la historia interminable, ¿o debería decir 'brexiternity'?

Profesora de Ciencia Política en la UCM e investigadora sénior en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI)