La hoguera
¿Tolerancia con los intolerantes?
Si Franco no consiguió erradicar el socialismo o el nacionalismo catalán con 40 años de represión, ¿de qué manera podríamos erradicar nosotros las ideas fascistoides usando su misma receta?
Juan Soto Ivars
Escritor y periodista
Juan Soto Ivars
La paradoja de la tolerancia de Karl Popper da lugar a un meme socorrido entre los que se oponen a que la ultraderecha se exprese en nuestra sociedad. Explica el meme que, si somos tolerantes con los intolerantes, ellos terminarán imponiendo su intolerancia. Será el fin otra vez, como en 1933. Pero el meme no explica que Popper escribió 'La sociedad abierta y sus enemigos' en 1945 y que su argumento continuaba así:
“Con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes; mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición sería, por cierto, poco prudente”. Concluía que sí debíamos reclamar el derecho a prohibir cualquier movimiento que predicase la intolerancia si existía el peligro de que se hiciera fuerte. Popper estaba pensando en el contexto posnazi. Las ruinas de Europa humeaban tras él.
Con el avance de las democracias liberales y la era de prosperidad, Popper matizaría su postura. John Rawls había escrito en los 70 una réplica más acorde con el tiempo de paz, donde explicaba por qué debía permitirse la expresión a los intolerantes siempre que fueran minoritarios (los llamaba “sectas”) y no representaran un peligro objetivo para la sociedad. La idea de la “prudencia”, expresada también por Popper, enfocaba el asunto en términos pragmáticos. ¿Qué conseguimos con la prohibición? ¿Qué conseguimos con la permisibilidad?
El debate ha vuelto al centro de la mesa. El avance del nacionalpopulismo en las democracias liberales ha actualizado la paradoja. ¿Existe un peligro objetivo para la tolerancia, o la articulación de la democracia parlamentaria nos proporciona herramientas suficientes para impedir que destruyan la sociedad? No lo sabemos. Predicamos a futuro, pero mi impresión es esta: si Franco no consiguió erradicar el socialismo o el nacionalismo catalán con 40 años de represión, ¿de qué manera podríamos erradicar nosotros las ideas fascistoides usando su misma receta? ¿Alguna vez ha conseguido la represión que alguien matice sus ideas? Lo dudo mucho. La represión solo proporciona tiempo y, tal vez, más rabia al que odia.
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