El futuro de la Capella de la Misericòrdia

CAP o Macba en la mejor plaza del Raval

El Macba no debería ocupar todos los espacios que rodean uno de los entornos más atractivos y vivos de la ciudad

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zentauroepp47514704 monra190326202625 / MONRA

Maria Rubert

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El Macba es un edifico espléndido construido en 1995 en el centro del Raval. Aspiraba a dar nueva vida y modernidad al barrio en declive, como había ocurrido con el Centre Pompidou en París, cuando la palabra 'gentrificación' no existía en el vocabulario de los gestores. Y así fue. El Macba se insertó como un magnifico electrodoméstico blanco en un ambiente menos inmaculado, y contribuyó a la transformación del tejido social del barrio. El museo amplió sus espacios hacia dos frentes más de la plaza posteriormente, anexando el FAD, un edificio que acogía múltiples actividades hasta que marchó al Dhub (¡una lástima!), la Capella dels Àngels y el edificio que cierra la plaza, dedicado a centro de documentación. Son muchos metros cuadrados que organizar y activar, que podrían ampliarse todavía más creciendo desde sus propios emplazamientos, si fuera necesario.

El sentido común de varios directores ha consolidado la plaza como espacio público con usos variados: una de las plazas más atractivas del Raval, donde cohabitan vecinas, 'skaters', niños que juegan después de clase y turistas. Pocos museos tienen la oportunidad de disponer de cuatro edificios distintos en formato y dimensión para acoger exposiciones y actos en torno a una plaza activa y multicultural que está en el mapa de los jóvenes del mundo como referente, y que de otra forma sería un camposanto.

No creo que dar un uso unitario cerrando con otro edificio la plaza y precintando su uso a una única función beneficie a nadie. Hay propuestas  distintas para ampliar el museo. La que parece más contemporánea es la que ocupa el párking. Son muchos los museos a los que se accede desde una cota inferior a la de la calle: el cercano CCCB, el Louvre o el Museo Judío en Berlín, por ejemplo. Es una buena estrategia para enlazar edificios distintos. Si así fuera el Macba pasaría a formar parte de la vanguardia de museos implicados en la mejora de las ciudades y en la reducción del cambio climático, contribuyendo a alejar los coches del centro. El párking tiene escasa altura, si. Pero el arte contemporáneo no solo se nutre de piezas enormes dedicadas a decorar 'lobbies' de mas de seis metros, sino también de creaciones de tamaño variable y de distintos formatos. Es el arte el que debe adaptarse a los espacios existentes, al barrio y no el barrio al arte.

Por otro lado, el Dispensari Antituberculós, el primer conjunto dedicado en exclusiva al tratamiento de la tuberculosis, diseñado por J. L. Sert, J. Subirana y J. Torres Clavé en 1930, es uno de los mejores edificios racionalistas de Barcelona. Una respuesta arquitectónica a un problema derivado de condiciones higiénicas y de hacinamiento graves. Sería una lástima que dejara de estar vinculado a usos sanitarios. En el Raval necesitan de este y de muchos más espacios dedicados a la atención sociosanitaria, a residencias. El edificio podría ampliarse como promueven las instituciones que velan por su valor patrimonial. Sin embargo, los mejores centros sanitarios no necesariamente han de ser contiguos. La Capella de la Misericòrdia y el dispensario están separados unos 100 metros y el trayecto no está sometido a la presión del coche y los humos de otros CAP de Barcelona. Parece lógico que la Misericòrdia tenga un destino acorde con su nombre y con las necesidades sociales del barrio, vinculada al CAP o a usos próximos como los del patio de naranjos de la Escola Vedruna.

Crecer bajo tierra

Volvamos al Macba... Esta polémica está alimentada por la necesidad de crecer y adaptase de dos usos antagónicos. El museo puede integrar todos los espacios y coordinar un espacio atractivo en los tres frentes de que ya dispone. Son muchos metros a llenar de arte contemporáneo y muchas salas de conferencias donde inventar actos. Complementar los espacios excesivamente luminosos del museo con el ambiente subterráneo del aparcamiento podría ser útil -para la conservación de obras- y muy bello. Por otro lado, como apunta una amiga artista, es curioso constatar que un CAP se adaptaría muy facilmente al Macba. Efectivamente, tiene confortables rampas para sillas de ruedas, ventilación cruzada, es higiénico; perfecto como espacio hospitalario.

El arte se nutre a menudo del conflicto personal y colectivo, necesita confrontación y no aislamiento. Por eso fue una idea excelente colocar en el centro de este barrio complejo y tenso el museo. ¡Nada peor que una plaza monopolizada con un solo uso si aspiramos a un espacio dedicado al arte sensible y permeable al entorno! Convertir esa discusión en argumento de presión y no de consenso no es muy bueno para la ciudad.

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