'Zinga', un hombre tranquilo en la política italiana
A la vista de la alta participación en el proceso de primarias, parece que existe ilusión entre la ciudadanía y que esta se encuentra movilizada
Ruth Ferrero-Turrión
Profesora de Ciencia Política en la UCM e investigadora sénior en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI)
Ruth Ferrero-Turrión
La alta participación en las primarias del Partido Demócrata (PD) italiano ha sido una de las sorpresas políticas de la semana. Casi dos millones de personas han participado en la elección de su nuevo secretario general, otorgando el 65% de sus votos a Nicola Zingaretti, un hombre de partido. La tarea que tiene por delante no es menor. Ha de intentar reflotar al PD del naufragio de las elecciones generales de 2018, dónde Matteo Renzi solo logró una tercera posición (22,95%), a 10 puntos de Luigi di Maio del Movimiento 5 Estrellas (M5E), con el 32,45%. El centro izquierda tradicional italiano dejaba paso a un partido de corte populista y su principal competidor electoral, como alternativa de gobierno.
La contundente victoria de Zingaretti a la interna del partido supone una vuelta a los postulados del centro izquierda reformista rojo y verde que prometen ser los dos ejes centrales de la campaña del PD de cara a las elecciones de mayo del 2019. Esta prioridad programática ha quedado reflejada en sus primeras palabras de agradecimiento dedicadas a la adolescente sueca Greta Thunberg, por su lucha por la salvación del planeta, a los cinco millones de pobres, a los jóvenes y a los desempleados.
Estas líneas discursivas encajan como un guante con el auge de los nuevos movimientos verdes centroeuropeos, que, a diferencia de los de los años 70, están mucho más comprometidos también con el eje socioeconómico. Por tanto, el PD se podría sumar a esta ola europea y con ello ganar apoyos electorales. Veremos también si Zingaretti decide sumarse al otro vector de cambio, el feminista. De momento, sobre este tema no se ha pronunciado.
Ilusión y movilización
En cuanto a la estrategia parece clara. A la vista de la alta participación en el proceso de primarias, parece que existe ilusión entre la ciudadanía y que ésta se encuentra movilizada. Abrir el partido, generar nuevas alianzas y acoger a todos aquellos que tengan ilusión o que “decepcionados” quieran intentarlo de nuevo.
Situar a la cabeza del otrora principal partido del centroizquierda a un político que en su juventud militó en el movimiento pacifista, ecologista y antirracista y que lideró las juventudes del Partido Comunista, no deja de ser un regreso a una forma de hacer política. La del hombre de partido que aguarda su turno, que espera su momento para posicionarse en puestos de liderazgo y que cuando lo consigue no desperdiciará su oportunidad.
Un hombre tranquilo, sin prisas ni ansias de protagonismo, que no va a revolucionar la política italiana, pero que podría dar un giro sutil, pero sustantivo, a la actual situación. Un buen resultado del PD en las elecciones europeas, regionales y municipales, podría provocar un giro de 180º arrastrando al M5E hacia el centro izquierda. Esto, sin duda, sería bueno para Italia y los italianos, pero también para la Unión Europea y sus equilibrios de fuerzas, tanto ideológicos como regionales.
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