Análisis

El vaticinio de Borrell

ERC y PDECat tienen ahora que aclararse y saber qué pueden pedir a Sánchez que sea realista a cambio de apoyar los Presupuestos

quim torra  Carles Puigdemont

quim torra Carles Puigdemont / periodico

Joaquim Coll

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"Qué se juegan a que, mucha bravata pero, a la hora de la verdad, los votan", pronosticó en octubre pasado el ministro de Exteriores, <strong>Josep Borrell</strong>, en el Congreso sobre el posible apoyo de ERC y PDECat a los Presupuestos. Tres meses después, ese interrogante sigue abierto, pero hoy la posibilidad de que los independentistas voten las cuentas de <strong>Pedro Sánchez</strong> está más cerca que lejos. Tanto los republicanos como los neoconvergentes ya han anunciado que permitirán que sigan adelante con el trámite parlamentario, lo cual mes y medio atrás negaban. Ahora afirman que es una decisión meramente táctica, pues quieren seguir teniendo tiempo para negociar hasta la votación final en marzo. Sin embargo, más bien parece un punto de inflexión hacia el apoyo. Lo prueba el <strong>malestar de Quim Torra</strong>, partidario de rechazarlos a la primera de cambio ante la negativa del Gobierno español a hablar sobre los presos y la autodeterminación, y su amenaza de abrir nada menos que una crisis de Govern si finalmente ERC y PDECat dan su visto bueno. Aunque en las últimas horas su posición se ha suavizado, este enfado muestra hasta qué punto el dilema presupuestario amenaza con tener un efecto bumerán en el campo separatista.

Ganar tiempo ante la falta de alternativas

Tras el fiasco del PSOE en las elecciones andaluzas, y la reiterada negativa de los independentistas a apoyar las cuentas del 2019, la estrategia de Sánchez a favor de agotar la legislatura parecía condenada al fracaso. Ahora bien, la intuición verbalizada por Borrell de que estos acabarían por ceder no carecía de fundamento. La unilateralidad que alimentó el 'procés' entre el 2012 y el 2017 es ahora impracticable, pues no solo fracasó, sino que ha tenido graves consecuencias judiciales para sus responsables. ¿Qué otra alternativa tienen ahora mismo ERC y PDECat sino seguir ganando tiempo, en parte a la espera de la sentencia del juicio? Además, a los republicanos les resultaría muy difícil ir a las elecciones municipales en el área metropolitana habiendo rechazado unos Presupuestos sociales. Y el importante aumento de las inversiones en Catalunya, bajo la bandera del cumplimiento del Estatut, está pensado por Sánchez para hacer más difícil la negativa de los neoconvergentes. En paralelo, hay un clamor en el tejido económico y social a favor de aprobar los Presupuestos que tampoco pueden ignorar.

Finalmente, es revelador que <strong>Carles Puigdemont desautorizase a Torra</strong> tras su encuentro de este viernes en Waterloo, aceptando que la decisión final corresponde a los partidos y no al Govern, ni al de Barcelona ni al imaginario en el 'exilio'. Es un cortafuegos ante el riesgo de que el dilema presupuestario pudiera acabar por romper las costuras del Ejecutivo catalán. Tanto ERC como el PDECat tienen ahora que aclararse y saber qué pueden pedir a Sánchez que sea realista. Y asumir también que si votan a favor de las cuentas habrá una parte de los suyos que lo verán como una nueva rendición tras tantos meses de "bravatas", como ridiculizaba Borrell. Y en las municipales, eso puede alimentar el Vox del separatismo, que en Barcelona es la lista de Jordi Graupera apoyada por la ANC