El tablero político español

Contra Vox sobra hipocresía, falta realismo

Es ingenuo creer que el partido de Abascal cederá sus votos a cambio de nada, y ahí es donde Cs se la juega

El presidente de Vox, Santiago Abascal, en una rueda de prensa en Sevilla

El presidente de Vox, Santiago Abascal, en una rueda de prensa en Sevilla

Joaquim Coll

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Como si fuera una mayonesa, Santiago Abascal ha logrado emulsionar la ultraderecha, cuyos votantes provienen principalmente del PP. Su éxito se explica sobre todo como consecuencia del 'procés'. Sin el quietismo de Mariano Rajoy, que se dejó hacer dos referéndums ilegales y solo aplicó el 155 'in extremis', Vox no hubiera cuajado y hoy seguiría siendo un partido extraparlamentario con un discurso antinmigración. Por desgracia, lo que ha ocurrido en Andalucía se va a repetir en grados diversos en las municipales y autonómicas de mayo en toda España. Sería bueno aprender la lección, sobre todo por parte de las izquierdas que han jugado de forma algo perversa con la aparición de la extrema derecha creyendo que los damnificados electorales serían PP y Cs. Contra Vox sobra hipocresía cuando se lo utiliza para estigmatizar al rival por anticipado. Ahora se escuchan muestras exageradas de dolor de quienes levantan la bandera del cordón sanitario sin que jamás ofrezcan sus votos para algo constructivo.

Los resultados en Andalucía son endiablados, pero también una oportunidad para que los partidos constitucionalistas (PSOE, PP y Cs) hablen sobre cómo garantizar la gobernabilidad sin depender de fuerzas populistas. Todavía están a tiempo. Socialistas y Ciudadanos tenían un pacto hasta hace cuatro días en Sevilla y cuesta comprender que ahora no puedan entenderse cuando juntos están a solo un diputado de la mayoría absoluta. Entre tanto, se subraya el peligro de Vox pero se minimiza que los diputados de Podemos prometan la Constitución por “imperativo legal” con fórmulas tan hiperbólicas como las que utilizan los separatistas en el Parlament. Hasta ahora no hay nada en el pacto entre PP y Cs que sea censurable. Pero el partido de Abascal ya ha anunciado que exigirá cesiones programáticas. Es ingenuo creer que cederá sus votos a cambio de nada, tanto ahora como a lo largo de la legislatura. Y ahí es donde la formación liberal y europeísta de Albert Rivera se la juega. Contra Vox sobra hipocresía en un lado y falta realismo en el otro para desechar el abrasivo roce con la ultraderecha.