Al contrataque
Inmersión esquizofrénica
Después de años de escuchar que teníamos un modelo de éxito, ahora nos dicen que hay que "flexibilizar" la inmersión apelando a la "composición lingüística y cultural de nuestro país"
Najat El Hachmi
Escritora
Najat El Hachmi
Tantos años explicando a las madres marroquís que les convenía más ir a clases de catalán que de castellano porque era la lengua del lugar y de sus hijos y que al salir a la calle se encontrarían viviendo en barrios donde la lengua de Rodoreda era anecdótica o, aunque estuviera presente, que a ellas no se les dirigieran más que en la de Cervantes. Ir pacientemente a clase para aprender la lengua que les habían contado que era la de integración y encontrarse que en la vida real era del todo virtual. ¿Quién le habla catalán a una mujer con pañuelo? Tantos años haciendo pedagogía, explicando que si sus retoños aprendían a vivir en la 'nostrada' lengua eso les iría a favor siempre... Imponer a mujeres adultas el idioma que no pedían aprender, no dejarlas elegir porque las analfabetas, las rurales, las inmigrantes hundidas en capas y capas de telas, no tienen derecho a decidir sobre su propia educación en un país democrático como el nuestro.
Y a pesar de todo yo creí en todo eso, convencí a muchas madres de la necesidad de incorporarse a la catalanidad, les expliqué que la escuela catalana era un vehículo de inclusión. Lo había sido para la inmigración castellanohablante, ¿cómo no lo iba a ser para nosotros? Que sí, que sí, que el catalán es útil, que no, que no, que los alumnos no sufren ningún déficit en la adquisición del castellano. Después de años de escuchar que teníamos un modelo de éxito (a pesar de las escandalosas cifras de fracaso escolar), ahora nos dicen que hay que "flexibilizar" la inmersión apelando a la "composición lingüística y cultural de nuestro país". Digo yo que esta composición no debe haber cambiado mucho desde el último tripartito cuando el mismo Bargalló era 'conseller' de Ensenyament y promovía, sin dudas, el sistema que ahora le parece demasiado rígido.
Nos dicen que habrá más horas de inglés sin que nos expliquen cómo se hace para que unos cuantos miles de maestros y profesores adquieran de repente competencias de nativo en una lengua extranjera. Y encima se nos dice que se introducirán las lenguas de los alumnos como el árabe. Y he aquí la paradoja: el 'conseller' sabe perfectamente que la mayoría de los descendientes de marroquís en Catalunya tenemos como lengua familiar el amazigh, la tercera más hablada en Catalunya, pero es en tierras de cultura oprimida e idioma perseguido y minoritario donde conseguirán lo que no lograron en el Marruecos déspota y autoritario de Hassan II: arabizarnos e islamizarnos. Viva la solidaridad entre lenguas pequeñas, viva la defensa de las lenguas invisibles y marginadas.
Durante el tripartito se desplegó un programa de enseñanza del amazigh en las escuelas, se crearon materiales, había entidades que se formaron y prepararon para llevar a cabo esta tarea. Ahora están del todo olvidadas. Ahora conviene más promover el árabe, el pañuelo y el islam en la escuela. Quién me lo iba a decir, tantos años después de emigrar, que sería aquí donde me devolverían a la tribu.
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