Opinión | EL ARTÍCULO Y LA ARTÍCULA
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Juan Carlos Ortega
JUAN CARLOS ORTEGA
Tan solo una pregunta
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La semana pasada les hablé de la dificultad que tienen algunos periodistas para obtener respuestas claras en sus entrevistas a políticos. Después de siete días reflexionando, creo que he encontrado una solución magnífica que me gustaría compartir con todos ustedes.
El problema, si se fijan, casi siempre es el mismo. Se le formula una pregunta al invitado y este, hábilmente, da un rodeo y la deja sin responder. El oyente o el espectador, muerto de rabia, se queda con las ganas y le invade un comprensible mal rollo. Por su parte, el entrevistador, si es pertinaz (cosa que no siempre ocurre), insiste, pero no puede estar haciéndolo continuamente porque desea hacerle otras preguntas que tiene apuntadas y el tiempo, ya lo saben ustedes, es oro en la radio y en la tele. El resultado es que el asunto termina sin ser aclarado, cambiando a otro tema que, a su vez, queda tristemente en el aire.
¿Solución? Una pregunta, y solo una, por entrevista. Puede parecerles extraño, pero si todos los periodistas se ponen de acuerdo y trabajan conjuntamente, la cosa podría funcionar de maravilla. En la Cadena SER, por ejemplo, la gran Àngels Barceló tendría como objetivo conseguir que su invitado respondiera solo a una cuestión. Si no le responde a la primera, no hay problema, porque hay tiempo suficiente para insistir. La duración media de una entrevista da mucho de sí para cumplir eficazmente la misión.
Venga, Àngels, David, Miguel Ángel, Pepa, sed buenos, trabajad en esa dirección
Por su parte, en Onda Cero, David del Cura se comprometería a que ese mismo político le respondieran otra pregunta distinta, con la tranquilidad de saber que no ha de formularle otras. «Yo no me canso de insistir», podría decirle el periodista, «porque no tengo prisa. Hasta que no me responda, yo voy a ser muy pesado».
Lo mismo podría hacer Miguel Ángel Domínguez en Radio Nacional, Pepa Bueno en 'Hoy por hoy' de la SER, y el resto de los líderes radiofónicos y televisivos de España. Tendrían que llamarse antes por teléfono y pactar qué preguntas hace cada cual, algo que ayudaría además a fomentar la concordia entre las cadenas. Todo serían ventajas.
Me encantaría que esta simple idea se llevara a la práctica. De verdad, puede hacerse; no es nada complicado si hay voluntad. Los políticos se verían obligados a dejar de lado por fin su pesadísima estrategia de dar vergonzosos rodeos y todos saldríamos ganando. Sería maravilloso ver cómo, debido al agotamiento provocado por la insistencia, acaban diciéndonos de una vez por todas lo que están pensando de verdad.
Venga, Àngels, David, Miguel Ángel, Pepa, sed buenos, haced un grupo de Whatsapp y empezad a trabajar en esa dirección. Os aseguro que luego os escucho a todos seguidos, por 'podcast'. Vuestros seguidores os lo agradeceríamos.
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