ANÁLISIS
Los retos de Macron y Merkel
Alexandre Muns Rubiol
Profesor, EAE Business School.
Alexandre Muns Rubiol
El ahora presidente francés, Emmanuel Macron, ilusionó al mundo y batió a la ultraderechista Marine Le Pen con 66% del voto. Su partido, 'La République En Marche!', cuenta con una mayoría absoluta holgada de 350 diputados sobre 577 de la Asamblea Nacional si contamos los 42 de su aliado MoDem. El supuestamente liberal exministro de Economía debió aprovechar el verano para aplicar las reformas económicas y laborales que prometió en campaña y que la cancillera Angela Merkel y el 42% de la población alemana consideran imprescindibles para dinamizar una economía francesa lastrada por un desempleo del 10% y un crecimiento del 1,7% en 2017.
Macron esperó al otoño y quiere consensuar con los sindicatos la reducción del coste del despido y la debilitación de la negociación colectiva. Macron podría incluso aprobar dichas medidas por decreto. El sindicato excomunista CGT y otros han lanzado a sus miembros a la calle. Otros mandatarios como Jacques Chirac, Alain Juppe, Nicolas Sarkozy y Manuel Valls perdieron el pulso contra los sindicatos. La previsible reacción de Macron ha sido proyectar su dinamismo hacia la integración europea.
El exbanquero de Rothschild apuesta por la coalición Jamaica (CDU de Merkel, liberales del FDP y Verdes) para generar un clamor europeísta irreversible y poder aplazar sus deberes reformistas. Pero Macron ya ha tenido que retirar su propuesta de un presupuesto y parlamento para la eurozona. Se debe completar la unión bancaria con un sistema europeo de garantía de depósitos y recapitalización de bancos sistémicos, así como armonizar la fiscalidad para evitar casos como los €13.000 millones de impuestos que la Comisión exige que Irlanda cobre a Apple. Pero el Partido Verde alemán puede bloquear una unión bancaria y fiscal (y con seguridad más cooperación militar) que juzgue favorable al gran capital a menos que la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, mantenga su cruzada contra McDonald’s, Fiat Chrysler y Amazon.
El 'brexit'
La primera ministra británica, Theresa May, por fin reconoció que la desconexión del Reino Unido de la Unión Europea (UE) no se producirá hasta el 2021. Nos otorga más tiempo para forjar una coalición encabezada por Alemania, Francia, España, Italia y la sociedad civil. Sin la participación ciudadana la profundización en la integración europea se percibirá como un proyecto impuesto por las élites. Los europeos no tenemos aún respuesta al gran reto al que se enfrentan todas las grandes economías: cómo mantener el estado del bienestar a pesar del envejecimiento de la población, rechazo de la inmigración no comunitaria y pérdida de competitividad debida en parte a un avance tecnológico vertiginoso. Tenemos que gestionar la transición a una economía digital mientras cerramos la brecha entre los ganadores de la globalización y sus perdedores. La UE y Japón generan un 30% del PIB mundial. Debe concluirse el acuerdo UE-Japón -- con sus cláusulas sobre desarrollo sostenible y gobernanza corporativa – para lanzar un mensaje a Trump y concretar la ambición europeísta de Macron.
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