Al contrataque
Los Ramones
Desde Ramon Llull hasta Ramoncín (pasando por Ramoneda), nuestra cultura está impregnada de los Ramones
Javier Pérez Andújar
Escritor.
JAVIER PÉREZ ANDÚJAR
En estas elecciones presidenciales, a los franceses les ha dado, no sin motivo, por el compromiso onomástico (que es lo que queda del compromiso histórico), y para frenar a Le Pen se están ofreciendo candidatos como Fillon, Macron, Mélenchon, Hamon, es decir, con distintos principios pero con un mismo final. ¿Tiene muchas posibilidades esta estrategia? Permítanme que, en calidad de aficionado a la música ligera y al rock and roll, muestre cierto escepticismo: «Las palabras que terminan en -ón, esas suelen ser para morirse de risa», dijeron Manolo García y Quimi Portet cuando eran Los Burros (ponerse luego El Último de la Fila fue la manera pija de llamarse igual), en aquella canción titulada Mi novia se llamaba Ramón.
CADA PAÍS, SU CUOTA
Cada país ha aportado a la cultura su cuota de Ramones. En Estados Unidos aún vivían a lo grande, la pagaron toda de una vez y montaron un grupo. En España el ramonismo ha sido una hidrografía, con sus corrientes principales, sus meandros, sus afluentes por la izquierda y por la derecha, sus crecidas... En todo momento ha habido unos Ramones. Cuando Franco no se trató tan solo de una cuestión de Estado sino de familia. Ramón era uno de sus hermanos, y también era Ramón su cuñado.
Desde Ramon Llull hasta Ramoncín (pasando por Ramoneda), nuestra cultura está impregnada de los Ramones. ¿Hay más conservadores o hay más progres? ¿Otro ramonismo es posible? Esto habría que preguntárselo al altermundista Ignacio Ramonet. Iconográficamente, el santo que da nombre a buena parte de ellos, san Ramón Nonato, es representado con un candado en la boca, pero no como víctima de la libertad de expresión sino como muestra de los tormentos que sufrió en Argel. Eso marca carácter, pues la literatura, el arte de decir, ha sido guiada en sus mejores momentos por Ramones. Es a Ramón Gómez de la Serna a quien debemos el término ramonismo. De él se ha dicho mucho que fue un escritor sin género; sin embargo, había conseguido algo aún más alucinante que escribir en el vacío: transformarse a sí mismo en género. ¿Como unos calcetines? Sí, pues todo escritor practica el género de punto.
UN PREMIO NOBEL
Ramón María del Valle-Inclán, pero también podría aplicársele esto a Cervantes, era de esos autores a los que no se les iba la mano. En aquella época, a la que hemos llamado la edad de plata, la literatura estaba en manos de los Ramones (Sender, Pérez de Ayala..., y previamente Campoamor), y lo cierto es que al final no hubo más remedio que darle el premio Nobel a uno de ellos, Juan Ramón Jiménez, a modo de reconocimiento. Y lo mejor de nuestros tiempos es tener un Raimon y poder agradecérselo.
- Cambio de horarios en los colegios de España: malas noticias para los padres
- El apellido de origen gitano que tienen más de tres millones de españoles
- Barcelona suspende el 'Correfoc' de las fiestas de Gràcia 2024 por una grave desavenencia entre 'colles
- El Mundo Today | Cierra un club cannábico de Barcelona porque sus clientes son incapaces de recordar dónde está
- Buenas noticias para los consumidores: este es el precio del butano en el mes de agosto
- Los Mossos creen que los agentes detenidos abusaron de su 'conocimiento' en 'protección de personalidades' para facilitar la fuga de Puigdemont
- Una vaguada de aire frío amenaza con traer fuertes tormentas y una bajada de las temperaturas en las próximas horas
- Carlos Sobera, sorprendido tras conocer el trabajo de una soltera de 'First dates': 'Espero no verte más