Los retos de la solidaridad
Los presupuestos y la cooperación
Las cuentas de la Generalitat no incluyen las promesas de ayuda a quienes más sufren en el mundo
Miquel Carrillo
Representante de Àgora Nord Sud
MIQUEL CARRILLO
Ver el éxito del Gran Recapte de alimentos de la semana pasada es, más que comprobar la solidaridad de la gente en Catalunya, constatar el fracaso de las políticas públicas sociales de las diferentes administraciones. Del Giving Tuesday probablemente no habrán oído hablar, pero cuando lleguemos a la madre de todas las maratones, se darán cuenta de que también hemos fracasado en cuanto a políticas de investigación médica. Eso si conseguimos ver más allá del acto de reafirmación colectiva y salimos del trance de felicidad dominical que nos autoimponemos como audiencia con derecho a donación, para vernos de una manera algo más digna ante el espejo de plasma o leds (¿cómo, no han aprovechado el Black Friday y no han renovado la tele?).
El movimiento se demuestra andando y el compromiso con las políticas, en los presupuestos. La propuesta que ha salido del Govern para su aprobación en el Parlament no cumple con lo que indica el Plan Director de Cooperación que este aprobó en el 2015. En el 2008, la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament gestionaba 48 millones de euros. La prórroga en los presupuestos durante el 2016 ha provocado que en este ejercicio no se hayan aplicado los incrementos previstos en aquel plan director, quedándonos en apenas ocho millones, seis veces menos que antes de entrar en la crisis. Para dar una idea, la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo dispondrá en el 2017 de 42,6 millones de euros, habiendo mantenido una cantidad similar en las dos últimas legislaturas, y su homóloga catalana apenas llegará a los 17,4 de los 23 millones previstos.
Ahora es cuando podemos indignarnos y empezar con el manido tópico de cómo en otros sitios de España, sobre todo hacia el sur, malgastan el dinero de todos. Hay que aclarar que muchos consistorios formados por los partidos que apoyan a este gobierno, o forman parte de su tormentosa alianza parlamentaria, tienen clarísimo que esto de la cooperación es una política pública más, dirigida a erradicar problemas que aunque estén lejos nos afectan de lleno.
JUSTICIA GLOBAL
Olvídense de la caridad, esto va de invertir para conseguir una justicia global que nos beneficie a todos, y la Generalitat no lo está haciendo, como puede y prometió hacer. Sabemos que las cifras del conseller Romeva y su equipo respetaban el ritmo de recuperación de esta política, pero la esfera del poder 'esquerrovergent' no acaba de creérselo, hay algo que les patina, Pujol 'dixit'. Me lo confesaba un dirigente del PDEC: «No hemos sabido incluirlo en nuestro relato político». Tampoco la CUP parecen hacer bandera de esta causa, inexplicablemente, y no vamos a dudar un segundo de su ADN internacionalista.
Si nos creemos el derecho a decidir, ponemos una partida en el presupuesto para hacer un referéndum y se desafía las leyes de quien sea. Cuando no nos creemos la justicia global, incumplimos nuestros propios compromisos.
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