Un maratón a la salida del laberinto

RAFAEL VILASANJUAN

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Alexis Tsipras ha ganado el pulso, pero ¿durará su nuevo Gobierno? A pesar de los recortes que han dejado a la mitad las pensiones y vaciado hospitales de medicamentos y pacientes; a pesar de la amenaza de Europa de que la nómina no iba a llegar a maestros, bomberos o policías; a pesar de que un tercio de la población está en la pobreza -algunos muy visiblemente en las calles- a pesar de todo este calvario, hay algo en Grecia todavía mas crítico que la crisis económica: la estabilidad política. Ese ha sido el sentido del voto.

Tres votaciones en lo que llevamos de año y seis primeros ministros diferentes en los últimos cuatro. Es difícil encontrar una situación tan inestable, no solo en una democracia occidental, ni siquiera en países donde los golpes de Estado están a la orden del día.

Cambio de escenario. Tsipras podrá gobernar sin el lastre de los que en su partido defendían que había que renunciar al rescate, y dar la espalda al euro y a la oligarquía germana que lo gestiona. Pero lo más importante es que la victoria le permite salir de su propio laberinto y encontrar la estabilidad perdida. Fue él quien ilusionó con una revolución, él quien convocó el referéndum para revocar las medidas de austeridad y él también quien las acabó aceptando.

Los votos le sacan del enredo, pero ahora llega lo difícil. A la salida del laberinto empieza un maratón. Ya no puede haber más urnas con las que despistar una deuda sofocante que hay que ir devolviendo. Cada griego debe unos 20.000 euros a Europa, y de momento nadie quiere renunciar a cobrarlos. Un fardo demasiado molesto para correr una maratón.

Salir de esta situación lo mejor posible y cuanto antes requiere avanzar precisamente en el camino de los recortes. Syriza ha ganado ahora defendiendo que son imprescindibles. Pero no es evidente que cuando las decisiones más difíciles lleguen a la calle, lo que acabe de nuevo en cuestión sea la propia estabilidad del nuevo gobierno. Una buena parte de la sociedad ya no tiene mucho que perder. Como todas los maratones tendrá momentos de fatiga y Grecia está exhausta sin que todavía intuya el horizonte ahora que empieza lo malo. Tsipras tendrá margen, pero el reto no es menor.

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