¡La Virgen, cómo juegan contigo!

Hasta ahora parecía que la multiplicación de Vírgenes no significaba ningún problema. Pero mira por dónde, ahora la Audiencia Nacional juzgará la concesión de la medalla del Mérito Policial a María Santísima del Amor.

La medalla la concedió en febrero el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Mayka Navarro lo ha explicado y confieso que me cuesta creerlo. No se trata solo de la rareza -universal, creo- de la condecoración policial a una Virgen: ¿es que la Virgen efectuó la detención de algún peligroso criminal? Realmente tengo una gran curiosidad por saber cómo argumentará el abogado del Estado que la Virgen sea condecorada.

No es la primera iniciativa que tiene en este ámbito Fernández Díaz. Hace un par de años ya condecoró a la Virgen del Pilar con la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil. ¿Qué relación meritoria tiene la Virgen con la Guardia Civil? Mayka Navarro me abre los ojos como platos cuando señala que durante el Gobierno socialista se concedió la Cruz Policial a la junta de gobierno de la Real e Ilustre y Primitiva Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazaret de la Sagrada Cena.

Ya ve el lector la altisonancia de estas condecoraciones. El emparejamiento de entidades humanas con María Santísima de la Aurora, por poner un ejemplo, debe de ser una rareza para los actuales cristianos de Europa. Los políticos juegan con la ventaja de que si un ciudadano puede rechazar una condecoración, la madre de Dios no tiene posibilidad de oponerse.

Ante las críticas recibidas, el abogado que defiende la concesión de la medalla ha corrido a explicar que no supondrá coste económico alguno. No era necesario decirlo, señor. No hay precedentes de que la Virgen haya exigido ninguna cantidad por la explotación del derecho de medalla. Compadezco al juez que debe decidir. En nuestro tiempo, ¿no es pecado de soberbia creerse con capacidad para condecorar a la Virgen?