El alegre canto de los pájaros

He leído en La Fura, el informativo del Alt y el Baix Penedès y el Garraf  -de una continuidad tan meritoria desde hace años- que 1.500 alumnos de las escuelas de música de toda Catalunya han interpretado, simultáneamente, El cant dels ocells, la extraordinaria canción popular catalana. La fiesta se ha celebrado coincidiendo con el 40º aniversario de la muerte de Pau Casals. Huelga decir que la iniciativa me parece muy acertada. Casals es una gran figura de la música, y la canción en cuestión es una maravilla. El problema es que, una vez más, se ha atribuido a Casals la autoría de esta canción.

Si no me equivoco, El cant dels  ocells es una canción tradicional sin autor reconocido. Como La presó de Lleida, como La dama d' Aragó y como tantas magníficas y delicadas piezas del bellísimo folclore musical catalán. Temáticamente, El cant dels ocells es muy original, y desfilan por sus versos desde pardillos hasta el ruiseñor, pasando por los gorriones, el jilguero, el arrendajo, el francolín... Un inventario magnífico de los pájaros de Catalunya.

Pero se ha producido un hecho comprensible aunque incorrecto: considerar que Pau Casals es el autor de esta canción. Porque el ilustre violonchelista la utilizó como una bandera en tiempos difíciles. Y luego se ha impuesto la costumbre de interpretarla a un ritmo muy lento y utilizarla como homenaje funerario. Es una contradicción con la letra de la canción, que encarna la alegría de los pájaros ante el nacimiento de Jesús. Al contrario de lo que he leído, que yo sepa Casals no escribió esta canción. Que la hiciera llegar a todas partes es otra cosa. Y el hecho de que modernamente El cant dels ocells se vincule a la muerte no me gusta nada. Los pájaros no cantan tristes. La música debe ser viva y fresca, no un lamento.

No me gustaría que en mi funeral se interpretase esta melodía ralentizada y dramatizada. Los pájaros no se arrastran, los pájaros vuelan.