El mundo visto a través de los ojos de quien lo quiere cambiar

SILVIA DE LA CRUZ

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Siempre quise llegar lejos. De niña, sueñas con el reconocimiento mundial, con poder hacer algo que no se le ha ocurrido a nadie antes, sea cual sea el ámbito de tus intereses y ambiciones. Ni qué decir tiene que no lo conseguí. Siempre he sido bastante perezosa. Desde el momento en que alguien me desveló la cantidad de esfuerzo y dedicación que los “niños genio” invierten en conseguir sus creaciones, se me pasaron las ganas de triunfar. Al fin y al cabo, el que inventa algo brillante, después lo comparte con toda la Humanidad, ¿no? Preferí esperar a eso. Tal vez, si en España se hubieran estilado más las ferias de ciencias y los proyectos de final de curso en condiciones, hoy sería una persona diferente. Si bien no un genio, tal vez alguien con más afán de superación.

Los que sí que saben de eso de las ferias de ciencias, como de tantas otras cosas, son los americanos. Las veíamos en sus películas y ahora nos llegan a través deinternet. Más concretamente promovidas porGoogle (¿qué no tendrá a Google detrás?, me pregunto yo), por ejemplo, que desde 2011 organiza anualmente laGoogle Science Fair. Ya lo había oído por algún sitio, y me pareció bastante “natural” que Google hiciera algo así, aunque creo que nunca llegué a interesarme por saber cuáles eran algunos de los proyectos presentados.

Hoy ha llegado a mis manos (ya debería decir “mi pantalla”) el invento deAnn Makosinski, una chica de 15 añosAnn Makosinskique ha creado una linterna que sólo usa como fuente de alimentación el calor de la palma de la mano.En un vídeo de sólo dos minutos, nos explica el principio básico y el razonamiento que la llevó a tener su idea: sabiendo que el cuerpo humano emite calor y que existen en el mundo tales cosas llamadas “células Peltier” que dan lugar al efectoPeltier-Seebeck (mediante el cual la transferencia de calor entre dos superficies a diferente temperatura genera una corriente eléctrica), pensó en usar la mano que sujeta la linterna como fuente de energía.

Alucinante. No puedo ni imaginar qué nivel de atención debe prestar uno a lo largo de sus escasos 15 años de vida para llegar a sacar tal conclusión y dominar los principios que la sustentan (y que yo apenas entiendo más allá de la simplificada versión que he expuesto). No creo que Ann sea superdotada ni sea un genio, necesariamente. Pero sí creo que es genial. Habiendo visto algunos de los otros finalistas mundiales del concurso, no me cabe duda de que la suya es la más genial de las ideas. ¿Por qué? Es sencilla. Eso es lo que tienen en común todas las grandes ideas: coge un problema común, un principio difícil, y saca una solución aplastante.

Lo dicho. Vivan las ferias científicas y viva internet, que nos las acerca y hacen que las más vagas podamos seguir soñando con cambiar el mundo.

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