La clave
Gobierno de concentración convergente
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
ALBERT SÁEZ
La situación del Gobierno catalán es desesperante. Las briznas de autogobierno que ha conseguido en 30 años de autonomía han quedado sepultadas por el ahogo financiero resultante de la tenaza que forman los desequilibrios fiscales del sur de Europa y la injusticia del actual sistema de financiación. El PP, desde la oposición, laminó la confianza en las autonomías -propias y extrañas- hasta reducirlas a la categoría de bono basura. Desde el Gobierno administra la liquidez como si fuera un rescate, figura imposible en un Estado de caja única como el español.
Así las cosas, el president Mas cometió un gran error forzado por las circunstancias: adelantó unas elecciones para fortalecerse y resultó debilitado. El resultado es un Gobierno sin presupuesto y sin mayoría parlamentaria para aprobar ninguna ley que está condenado a vivir de las declaraciones. Una situación no muy distinta -si no peor- de la protagonizada por los tripartitos de izquierdas, aunque entonces la parálisis era para evitar conflictos.
Debate sucesorio
Pero esta dinámica se ha visto agravada por un error no forzado que cometió Mas también el otoño pasado. Anunció que, celebrada la consulta, no volvería a presentarse. Lo hizo por la avaricia comprensible de conseguir una mayoría «excepcional», pero el resultado es que cada miembro del Gobierno o de la federación nacionalista que pilla cuota de pantalla mediática habla pensando en su futuro personal y no en la salida del atolladero. Duran ha resucitado alentado por los que están dispuestos a pagar para evitar la independencia, y la imputación de Oriol Pujol ha hecho que cualquier cargo del pinyol convergente se crea con derecho a la sucesión. La oposición y el establishment alientan estas maniobras irresponsablemente. Olvidan que desde su punto de vista la situación es susceptible de empeorar: la próxima manifestación la encabezarán Junqueras o Ada Colau.
Ante esta situación, Mas ha vuelto a juguetear con la idea de un Gobierno de concentración nacional. Algo tan necesario como improbable. Podría empezar por hacerlo de concentración convergente.
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