Albert Benaiges: «Quizá picando piedra aparezca alguna joya»

La entrevista la hacemos por teléfono. Y la verdad es que se oye bien, como si Albert Benaiges (México DF, 1955) se encontrara aquí al lado, en Sant Joan Despí, en las instalaciones de La Masia. De hecho, estuvo 20 años colaborando con la cantera del Barça, donde enjugó las lágrimas de alevín decrackscomo Messi, Iniesta y Xavi. A mediados de julio, se instaló en la península Arábiga: el jeque de Dubái le había hecho una oferta irresistible.

-¿Cuánto le paga el Al Wasl por coordinar a los pezqueñines?

-Ja, ja, ja. No se lo diré. Es secreto de sumario.

-¿Le ha tocado la Bonoloto?

-En cierta manera, sí. Quienes estamos en el fútbol base no percibimos cantidades como las que cobran los entrenadores y jugadores profesionales. Además, me tratan muy bien.

-¿Qué echa en falta?

-En cuestiones de comida, las paellas y algún buen vino. Y sobre todo, a mis hijos. Contactamos por Skype y nos vemos las caras.

-¿Cuántos tiene?

-Dos. Samuel, de 23 años, a quien adopté en Río de Janeiro, y Tandasi, de 12, a quien tengo en acogida a través de la Fundación Samuel Etoo, de Camerún. Vendrán a vivir conmigo muy pronto.

-¿Lo que peor lleva?

-El bochorno. Suerte que ahora ha bajado un pelo, pero piense que algunos días hemos llegado hasta los 50 grados. Vas saltando de aire acondicionado en aire acondicionado. En los cinco minutos que tardas en llegar al coche, se te empañan las gafas.

-Y Maradona, ¿soporta el calor?

-Igual que todos. Durante el Ramadán, cuando hizo más calor, ellos también entrenaban por la noche… Tiene unos colaboradores muy válidos; a ver si le acompañan los resultados.

-¿Qué pasa en Dubái? Tienen el edificio más alto y el aeropuerto más grande del mundo… ¿Ahora quieren el mejor club del planeta?

-Lo intentan. El problema radica en que la población dubaití y la de los Emiratos Árabes Unidos es muy escasa, y esa circunstancia merma las probabilidades de calidad. Pero estamos trabajando para mejorar. Ojalá encontremos jugadores internacionales. Este es un trabajo de picar piedra, y quizá picando piedra aparezca alguna joya.

-Resuma la filosofía de La Masia.

-Solo necesito una palabra: excelente. Es una forma de entender el fútbol y la formación de los niños. Todo un logro que en el primer equipo haya gente de La Masia.

-¿Es un modelo exportable?

-A nivel disciplinario y de orden, sí. Después, la captación de jugadores de calidad puede resultar más complicada. Un Barça o un Madrid tienen capacidad para fichar chavales de cualquier lugar del mundo.

-¿Qué indicios le sugieren que un chaval vale para el balón?

-La técnica y la inteligencia son básicas. Otros chicos son mediocres, pero gracias a los entrenamientos, su esfuerzo y actitud pueden mejorar y llegar a ser profesionales.

-¿Es fácil equivocarse?

-Con críos de 10, 11 y 12 años es imposible prever si serán grandes jugadores. Con la pubertad sobrevienen muchísimos cambios. No sabemos cuál será su desarrollo físico y psíquico, la influencia de los entornos, si lasnovietaslos apartarán del fútbol o no.

-Nació en México. ¿Es un hombre marcado por el exilio?

-Eso marca a todo el mundo. Llegué a Barcelona con los últimos coletazos del franquismo. El primer día de clase me arrearon dos hostias… ¡Mi padre nunca me había puesto una mano encima y aquí un desconocido me pegaba!

-¿Qué edad tenía?

-Quince años… La travesía en barco duró 41 días, de Veracruz a Bilbao, con escalas en Miami, Nueva York, La Habana, A Coruña y Santander. Aquello parecía un autobús… ¿Sabe?, mi padre, que se llamaba Andreu, fue fundador del Fútbol Club Barcelona de México.

-¿Por qué se exilió?

-Era comisario de policía delpresidentLluís Companys; mi madre, capitana de las Joventuts Socialistes de Catalunya. Tuvieron que salir por piernas.

-Una vida de grandes cambios.

-Eso parece. He vivido en América, Europa y Asia… Solo falta que al acabar esta etapa me fiche un equipo de Australia.