Opinión | Editorial

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Esquerra, de nuevo ante la catarsis

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

Quizá algunos días más tarde de lo que se esperaba, Joan Puigcercós ha acabado anunciando su renuncia a la presidencia de Esquerra Republicana por los pésimos resultados en las elecciones autonómicas del 28 de noviembre. La pérdida de la mitad de votos y escaños y el abandono del Govern -junto con el PSC e ICV- han significado para el histórico partido el final de un ciclo en el que ha tenido un poder institucional sin parangón desde los tiempos de la Segunda República: acceso a la Generalitat en el 2003, ocho diputados en el Congreso en el 2004 -decisivos para el Gobierno de Zapatero en la anterior legislatura- y dos centenares de alcaldes y 1.600 concejales. En apenas dos años, Esquerra ha amortizado a sus tres principales dirigentes SEnDCarod, Benach y el propio Puigcercós- y debe afrontar, como tantas otras veces en su pasado reciente, una catarsis de resultados hoy por hoy imprevisibles, como corresponde a una organización de estructura asamblearia en la que la pasión suele desbordarse con cierta facilidad.

Pero si ERC quiere recuperar un papel importante en la política catalana debe analizar con la mayor tranquilidad de espíritu las razones de su grave retroceso. Lo más fácil desde el punto de vista táctico sería ofrecerse a CiU para garantizar la estabilidad del Govern, pero Esquerra ya sabe por experiencia que eso sería pan para hoy y hambre para mañana, y Artur Mas tampoco parece inclinado a dar a los republicanos un trato preferente. Por eso es sensata la decisión del consejo nacional de ERC de centrar los esfuerzos en las elecciones municipales de mayo y luego, en el congreso de octubre, proceder al relevo de Puigcercós, que deberá vigilar que nadie maniobre para llegar con ventaja a esa cita.

Inevitablemente, sin embargo, ERC deberá tomar importantes decisiones ante las municipales, como los pactos a que pueda llegar con grupos con los que compite por el espacio político independentista, sobre todo la Solidaritat Catalana de Joan Laporta. De cómo comparezca en mayo ante el electorado y de la respuesta de este dependerá en buena medida el ánimo con el que afrontará su congreso. Catalunya pide madurez a sus partidos, y Esquerra deberá estar a la altura.