‘GOOD’ MORNING’, BARCELONA!
Adiós al tardeo, llega el desayuneo
¿’Afterwork’? ¿Qué era eso? Hace tiempo que las restricciones aniquilaron el picoteo después del trabajo. Ahora toca exprimir la franja matinal recién ampliada. Vístete con tus mejores galas de 7.30 a 10.30 y vive la vida antes de ir a currar
Òscar Broc
Las nuevas restricciones invitan a madrugar. Las franjas de libertad para disfrutar de nuestros garitos preferidos se amplían, pero los barceloneses seguimos sin tener la posibilidad de tomar unas copas o picar algo cuando termina la jornada laboral. El tardeo de toda la vida, vamos. Pero el ser humano es un bicho que se adapta a cualquier circunstancia. Si no podemos relajarnos después del curro, ¿por qué no hacerlo antes, exprimir la franja matinal recién ampliada, sentarnos a una mesa y vivir la vida? En estos lugares se apiadarán de nosotros y nos alegrarán la primera ingesta del día con cruasanes, cafés locos, 'tortillacas', bocadillos pornográficos y lo que sea de menester para empezar el día tomando algo fuera de casa. Adiós al tardeo. Pongamos el despertador un poco antes, vistámonos con nuestras mejores galas y demos la bienvenida al desayuneo. ¿'Good morning', Vietnam? 'Nah'. ¡'Good morning', Barcelona!
1.Albóndigas en remojo
50 años en la brecha
Si eres un nostálgico de los desayunos de verdad, se me hace difícil entender por qué no le dices al conductor de Uber que te lleve directo al bar bodega Can Ros (Roger de Flor, 303). El 14 de febrero cumplen 50 años y siguen al pie del cañón, alimentando al vecindario con unos desayunos sustanciosos, sazonados con tortillas recién hechas, platos calientes, bocatas macanudos y otras sabrosuras con más calambre que toda la fábrica de Red Bull. Todo está bueno, pero su plato estrella es el bocadillo de albóndigas: pan popular, salsita de traca, guisantes furtivos y pelotas de carne más esponjosas que las mejillas de Monchito. Ñam.
2.Huevos de oro
Tortilla maravilla
Tendrás que escalar hasta la zona alta, pero la ascensión a tu primer 'tresmil' tiene recompensa. En la cima del Canigó no te espera Jordi Pujol, pero sí unos discos amarillentos y jugosos que te obligarán a atarte a un mástil, como Ulises, si estás a dieta. Son las mejores tortillas de patatas que servidor ha probado en Barcelona, punto pelota. Se deshacen por dentro, sin perder nunca la compostura, te seducen con su cebolla caramelizada, llegan rodeadas de atolones de pan con tomate. Las hay con chorizo, jamón, trufadas… Y si estás en racha matutina, que no falte la esplendorosa flauta de ibérico (hay misiles tierra-aire rusos que dan menos respeto). Si el mundo se acabara mañana, a Dios pongo por testigo que mi último desayuno sería en Mantequerías Pirenaicas (Muntaner, 460).
3.Café para dos
Born con leche
Dicen los tremendistas que el Born está languideciendo…, pero afortunadamente hay valientes que desafían a los agoreros. Como la familia de Hidden Coffee Roasters (Canvis Vells, 10), que hace poco sumó a su cafetería de Les Corts un nuevo espacio en el Born que sería algo así como el Valhalla para los vikingos del desayuneo. Aquí el café de especialidad es una religión (no dudes en pedir información a los baristas, siempre atentos). La casa selecciona, manipula y tuesta los granos como si fueran diamantes. Y si te decantas por los tés, también cuentan con un 'matcha' regio, delicioso e importado de Kioto. Por cierto, los sólidos son de nivel: excelente pastelería ('muffins' y 'cookies') y bikinis estilizados.
En el otro extremo del Born, otro tipo de desayuno, mucho más 'nostrat' y tradicional. Se trata de Brunells (Princesa, 22), una pastelería de mediados del XIX recientemente resucitada: el cruasán clásico de la casa, de pistacho o de manzana al horno, la palmera, la ensaimada de crema y los cafés de calidad son solo algunos de los muchos atractivos de su cafetería. Y no tendrás que ponerte el crono: permiso para engullir felicidad en su elegantísimo local hasta las 10.30 horas.
4.Bocatas y cucharas
De Zona Franca al cielo
A la que introduzcas alguno de sus bocadillos o alguno de sus platos de cucharón en tu organismo, no habrá escapatoria: tendrás que inventarte cien mil excusas para presentarte cada maldito día a las 7.30 de la mañana en la Zona Franca, a las puertas de Granja Elena (paseo de la Zona Franca, 228). En esta casa de comidas, excelencia y honestidad van de la mano: piérdete en su inmensa carta de bocatas (fríos y calientes) o, si tienes el día libre, inyéctate unos garbanzos con butifarra o unos callos, y es muy probable que vuelvas a casa en esprint continuo, sin despeinarte. Prohibida la entrada a cardiólogos.
5.'Matcha' a machete
Cruasanes del Sol Naciente
Si en este planeta hay algo mejor que el cruasán de 'matcha' de Takashi Ochiai (perfecto y con una crema de relleno celestial), yo todavía no me he enterado. Un buen desayuno en esta pastelería catalano-japonesa (Urgell, 110) te puede reconciliar hasta con la madre de tu ex. Olvídate del café y chútate su colosal batido de té verde. Olvídate del bocata guarro y pide un cruasán de autor (todos antológicos) o alguna pieza de pastelería japonesa (vaya 'dorayakis', madre mía). Olvídate de todo, diantre, y deja que el doctor Takashi te anestesie con la mejor repostería nipona de Barcelona… Solo sera un pinchacito.
6.Día redondo
Dónuts y estrellas
En el corazón del Raval, se esconde el hermano pequeño del Lukumás de Gràcia (Valldonzella, 36, y Torrent de l’Olla 169), un espacio moderno, cálido y minúsculo en el que verás el futuro de los dónuts pasar por delante de tus narices. Legiones de óvalos artesanos, con exquisitas cremas de relleno y glaseados heavy metal, tan ricos e instagrameables que no podrás comer/fotografiar tan solo uno. Si tienes la suerte de toparte con el de 'matcha' y chocolate blanco, abalánzate sobre él con una navaja entre los dientes. Y dile a tu amigo el nerviosillo que se calme: también sirven buen café.
7.Droga ‘healthy’
Pastas de nuestros padres
Que no te amedrenten las colas de acólitos que esperan a entrar en la legendaria panadería de ronda de Sant Antoni. A escasos metros, Mistral (Torres i Amat, 7) también posee una amplia y ruidosa cafetería en la que podrás sentarte, respirar y degustar un café muy decente, y alcanzar un maravilloso coma diabético deglutiendo sin freno sus increíbles pastas. No hay palo que no toquen y no hay palo que no toquen bien: cruasanes a la antigua, bocadillos crujientes con pan y embutido de calidad, una de mis ensaimadas favoritas de Barcelona y, cómo no, esos bichejos endiabladamente adictivos que hacen pasar por minicruasanes, pero todos sabemos que son droga dura. Mistral siempre en mi equipo.
8.Desayuno de mercado
Café en la Boqueria
Trato cercano, honestidad, trabajo duro y constante… La de veces que habré desayunado un bocadillo de calamares recién hechos en Quiosc Modern, un clásico de la Boqueria (La Rambla, 91). Cuando te suene el despertador, ya hará un par de horas que ellos están preparados para servirte un desayuno de verdad. Aquí puedes pedir lo que tengan, es decir, de todo (y todo fresco). Da igual la hora. ¿Te apetecen mejillones? 'Palante'. Y que rulen gambas, chipirones y vieiras, que hay prisa. Y esas croquetas, jefe, que vengan con un pincho de tortilla de berenjena… Y así hasta que toquen las 10.30. (Texto extrapolable a cualquier bar honesto y familiar de mercado).
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