Política y moda

Isabel Perelló: Blanco sobre negro

Hillary Clinton en los comicios de 2016 quien convirtió el 'white pantsuit' en otra prenda icónica del feminismo

Armengol y Perelló, en la jura del cargo junto al Rey.

Armengol y Perelló, en la jura del cargo junto al Rey. / EPC

Patrycia Centeno

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Nada de coincidencias. Que Francina Armengol e Isabel Perelló escogieran el blanco para la promesa de esta magistrada catalana como (la primera mujer) presidenta del Supremo y el CGPJ no es casual. En la fotografía de familia junto al rey, el presidente del gobierno y demás autoridades (todos hombres); las dos mujeres sobresalen, brillan. Es inevitable que los ojos se nos vayan hacia ellas. La novedad (pese a que cada vez la mujer ocupa más cargos de poder, continuan siendo una minoría) y el contraste (ellos sólo saben/pueden vestir de oscuro) son parte de la explicación, pero no toda…   

Así como la presidenta del Congreso se decantó por un vestido; Perelló optó por un traje de chaqueta pantalón. Fue Hillary Clinton en los comicios de 2016 quien convirtió el white pantsuit en otra prenda icónica del feminismo. De hecho, lo que hizo la candidata demócrata fue, en parte, traer de vuelta el color de las sufragistas estadounidenses. La victoria de Donald Trump no hizo más que revitalizar el uso del blanco en la vestimenta de las mujeres progresistas en la Cámara de los Representantes como denuncia visual de la misoginia innegable del republicano. 

Por oposición al poder oculto que representaba la sobriedad del negro en el traje diplomático occidental masculino; ya antes que Clinton, muchas líderes en todo el mundo habían escogido la magia del blanco para sus fechas claves (y no sólo para el día de su boda). Y aunque en los últimos años los tonos malva se impusieran en nuestro país por parte de representantes con marcado carácter feminista; la hegemonía del blanco para las grandes ocasiones de las mujeres que alcanzan cotas de poder en todos los ámbitos es innegable. Incluso la princesa Leonor se enfundó un traje chaqueta blanco para cumplir la mayoría de edad y jurar la Constitución.

Si bien el blanco también es el color de las monarquías, el guiño estilístico de la heredera al trono era evidente (más cuando sabe que si hubiera tenido un hermano varón ese título ya no la hubiera acompañado). La transparencia, pureza, inocencia, luz (…) que arroja el blanco sobre un oscuro, sombrío y (demasiadas veces) tenebroso sistema heteropatriarcal es casi adictiva. Y no sólo ante el negro. Al ser la suma de todos los colores, ni el rojo podría hacerle frente. Se lo demuestro con otra imagen de este verano cuando los nuevos miembros del CGPJ prometieron sus cargos también en Zarzuela. De las ocho vocales mujeres, 3 vistieron traje negro (algo que dificulta encontrarlas ante tanto hombre), una con un vestido estampado, otra de rojo y tres de blanco. Primero los ojos se van a la luz (blanco), después a la explosión (rojo y estampado).  

Se preguntarán algun@s qué importancia tiene desatacar cuando lo que las mujeres anhelamos es la igualdad. Y otro retrato tomado hace unas horas, durante la inauguración del año judicial, nos ayuda con la respuesta. Junto al rey, los miembros de la Sala del Gobierno del Tribunal Supremo visten todos toga y pajarita negra con camisa blanca (este color, al igual que en las puñetas bordadas, recuerda que el alma de la justicia es honrada). Si se fijan bien, notarán que las dos mujeres (incluida la nueva presidenta) llevan su cuello al descubierto, sin lazo. Porque hasta “la toga estándar está diseñada para los hombres y por eso deja un espacio para que se vea la corbata”, nos señaló la eterna jueza Ruth Bader Ginsburg. De ahí, su extensísima y famosa colección de cuellos de encaje, pasamanería o cuentas. Cada uno de ellos con un significado especial y que la icónica juez del Tribunal Supremo de EEUU lucía según le fuera necesario.

Hace unos años cuando me invitaron a visitar Juno House, el primer club social sólo para mujeres de Barcelona, una de sus fundadoras me comentó que hasta las sillas estaban diseñadas para la constitución femenina. Se me dibujó inmediatamente una sonrisa en los labios. Recordé cada vez que el sistema nos invisibiliza/ignora con infinidad de fórmulas: un micro de corbata (pensado para la americana masculina), un atril excesivamente alto (medida masculina), un estudio sobre los síntomas únicamente masculinos de una enfermedad… 

En un mundo creado por y para hombres, es de justicia poner blanco sobre negro. ¡A brillar! 

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