Reencuentro tórrido

Aventura sale en volandas del Palau Sant Jordi como profeta de la bachata

El grupo latino neoyorkino, encabezado por Romeo Santos, que expandió el género en la primera década de este siglo, causó furor con el recorrido por sus éxitos en la primera de sus dos noches en Montjuïc, dentro de su gira de reunión y despedida ‘Cerrando ciclos’

Concierto de Aventura en el Palau Sant Jordi.

Concierto de Aventura en el Palau Sant Jordi. / Marc Asensio Clupes

Jordi Bianciotto

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La cadencia sensual de la bachata vive días dulces, como saben, sin ir más lejos, los admiradores de Rosalía, C. Tangana, India Martínez, Chanel, Abraham Mateo… Es oportuno este regreso de Aventura, el grupo familiar neoyorkino, con raíces dominicanas, que a principios de este siglo refrescó el género y propulsó al astro Romeo Santos. Su gira ‘Cerrando ciclos’ causa furor, como reflejan esas dos noches con todo el papel vendido en el Sant Jordi (cuando en 2007 el grupo se contentó con llenar Razzmatazz), sesiones de reunión y despedida con aura de acontecimientos (más o menos) irrepetibles.

Fue una noche de pura Aventura con una treintena de canciones (sin citas a la obra del Romeo solista), enlazadas y en muchos casos reducidas, creando un ciclo de tonadas que cabalgaban suavemente unas tras otras, con el canto del público como eco constante. Fans con un muy dominante ascendiente latinoamericano y bastante femenino, seducido por esas canciones de letras largas y envolventes, historias con ironía y mordiente, como las de ‘La boda’ o ‘Los infieles’.

El público entregado durante el concierto de Aventura en el Palau Sant Jordi.

El público entregado durante el concierto de Aventura en el Palau Sant Jordi. / Marc Asensio Clupes

Armonías vocales

Bachata con vocación pop, sin el fondo trovadoresco de un Juan Luis Guerra (el divulgador global del género), ni arreglos filo-jazzísticos, lo cual no significa que Aventura se apuntara a las bases pregrabadas (excepto en el regueton de ‘Noche de sexo’): señora banda, amplia y minuciosa, con nueve músicos (frondosas percusiones) sumados al cuarteto titular. Y sus reconocidas armonías vocales, doradas en perlas como ‘Todavía me amas’.

Aunque la canción que han lanzado este año, ‘Brindo con agua’, sirvió para el lucimiento de Henry Santos (y del guitarrista Lenny), el rol central del ‘show’ corrió a cargo de Romeo, muy fino en las filigranas vocales de piezas como ‘Mi corazoncito’ (esa sí que sonó entera) y ducho como animador y monologuista. Al presentar ‘El malo’, habló de los “tres tipos de hombres” que al parecer existen: “el bueno y caballeroso”, “el tóxico” y, ay, “el que robará tus suspiros, la combinación perfecta”.

El concierto, sin momentos muertos, escaló si cabe en el trance de merengue-bachata, muy ‘afro’, e incluso en la secuencia intimista, con Romeo coqueteando con las fans Judith y Carina. Y en la traca final, festival con ‘Amor de madre’, culebrón acusatorio del padre a la fuga al sexto mes de embarazo, marcando el rumbo al melodrama de ‘Ella y yo’ (ese triángulo fatal: “salí con tu mujer”, “fue una traición”, “perdí un amigo”) y a la pieza más esperada, ‘Obsesión’, con sus graciosas hipérboles: “Hice cita pa'l psiquiatra, a ver si me ayudaba / Pues ya no tengo amigos por solo hablar de ti”. Canción del verano en la España de 2004, hito con visos atemporales 20 años después.

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