5 imperdibles de Manifesta 15

Construida en los 70, la antigua central térmica en la orilla del Besòs ha estado inoperativa desde 2011. Las imponentes chimeneas se mantuvieron en pie por voluntad popular. El ‘Chernóbil’ de Sant Adrià, como se la conocía, se abrirá al público por primera vez en su historia con motivo de la Manifesta, con instalaciones tanto en el interior de la antigua sala de turbinas como en el exterior relacionadas con las memorias personales, los movimientos sociales y el pasado colonial ligado a la industria textil. El equipamiento quedará operativo para acoger un ‘hub’ audiovisual.  

La casa familiar de la familia Gomis, diseñada por Antoni Bonet entre 1947 y 1963 es una joya arquitectónica rodeada de la naturaleza de la reserva verde y la laguna de La Ricarda de la que toma el nombre. Las visitas guiadas de la bienal permitirán estos tres meses descubrir los rincones que peligran por la ampliación del aeropuerto.  

En pleno Eixample Esquerra, el edificio de arquitectura racionalista catalana de los 50, obra de Joaquim Gili y Francesc Bassó, será la sede principal de Manifesta. Gustavo Gili fue la primera editorial que publicó en castellano a autores de la cultura visual y la arquitectura como John Berger y Milton Glaser. Lo adquirió el Ayuntamiento de Barcelona, que prevé convertirlo en un nuevo Centro de Cultura y Educación.   

Fundado en el siglo IX y acabado en el XIV, contiene elementos románicos, góticos, renacentistas y barrocos. La espiritualidad del espacio habitado por los monjes benedictinos enlaza con la temática de ‘Cuidar y cuidarnos’ que le ha asignado la bienal. 

El edificio que desde 2022 alberga el Mataró Art Contemporani fue la primera prisión de España con estructura de panóptico y acogió a presos políticos desde 1851 a 1967.