Estreno de cine

Crítica de 'Volveréis' de Jonás Trueba: la pareja, a pesar de todo

Jonás Trueba: "La vida es como una película mal montada y el cine es un intento de darle forma"

Una escena de 'Volveréis' de Jonás Trueba.

Una escena de 'Volveréis' de Jonás Trueba.

Nando Salvà

Nando Salvà

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VOLVERÉIS

Puntuación: ★★★★

Director: Jonás Trueba

Reparto: Itsaso Arana, Vito Sanz, Fernando Trueba, Andrés Gertrúdix

Año: 2024

Estreno: 30 de agosto de 2024

Bien pensado, entre una unión sentimental y una ruptura no hay tanta distancia. Ambos procesos implican un cambio en busca de la satisfacción personal y la autorrealización, y por tanto ambos pueden resultar esperanzadores. En esa idea, entre otras, se basa la nueva película de Jonás Trueba, retrato de una pareja, Ale y Álex, que deciden organizar una fiesta para celebrar que se separan después de casi 15 años juntos, y que con ello siembran el desconcierto entre sus amigos y familiares. Los dos parecen tratar de convencer a los demás y a sí mismos de que la ruptura los ayudará a crecer individualmente, pero lo cierto es que viéndolos interactuar en pantalla queda claro que están hechos para vivir juntos. 

Paradójicamente, planificar la celebración los va uniendo más y más, y Trueba estructura el proceso en forma de sucesivas variaciones de las mismas situaciones, con las que parece dar por buena la teoría de Kierkegaard, citada en la película, según la que la felicidad está en la repetición. En el caso de Ale y Álex, la recurrencia de ciertos rituales parece ser su intento de preservar algo de lo que tuvieron mientras sea posible, hasta que su tiempo compartido llegue realmente a su fin. 

Mientras los contempla, ‘Voleréis’ mezcla episodios de su vida con fragmentos de la película que están haciendo juntos, ella como directora y él como actor, y así difumina las fronteras entre verdad y ficción y entre realidad y artificio al tiempo que trufa el relato de alusiones a cineastas como Truffaut y Bergman. En cualquier caso, esa voluntad referencial y experimental -habitual en el cine del madrileño, por otra parte- en ningún momento llega a interferir en el encantador sentido del humor de la película, ni en su ternura y calidez, ni en su sutil pero rotundo poder de seducción.