La caja de resonancia

Bandas de tributo: tan o más divertidas, y más baratas

Grupos de homenaje y ‘covers’ prosperan en las fiestas mayores porque, en ese contexto distendido, funcionan tan bien o mejor que los artistas con repertorio propio, aunque sean ídolos de temporada, y los ayuntamientos les pueden pagar mucho menos

Fiestas de Gracia, ambiente nocturno

Fiestas de Gracia, ambiente nocturno / Manu Mitru

Jordi Bianciotto

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Veo señales de furia, acusaciones de suplantar 'a los artistas de verdad'. Hablo de las bandas de tributo, que ya no se quedan en la evocación de figuras históricas como Queen, Abba o Tina Turner: hoy corretean por los escenarios homenajes a Manuel Carrasco, a System of a Down, a Celtas Cortos, a Maná, a Raffaella Carrà. Y luego están las 'cover bands', que tocan versiones variadas, de Sopa de Cabra, Mecano o Amy Winehouse.

Muchas de esas bandas se han asentado en las fiestas mayores, agente contratante de primer orden. Y he aquí el conflicto. Se las señala como competencia desleal: pan, circo y 'hits' (prestados), auspiciados por los ayuntamientos. Algunos programadores me hablan de 'burbuja'. Esas fiestas, en Catalunya, están muy calculadas: orquestas de baile, habaneras, espectáculo infantil, el 'concierto joven' del grupo del momento y, sí, el tributo o la 'cover band'. Todo convive, en realidad. Y ahí hay que hablar del auge de los cachés y del 'modus vivendi' de los artistas de este país.

Los de más éxito en la escena catalana suelen facturar 20.000 o 30.000 euros por bolo, mientras que las bandas de versiones pueden quedarse en unos 4.000, eso las que ya son profesionales. A todo ayuntamiento le gusta marcarse el tanto de fichar a la vedete del verano y que no se la quede el pueblo de al lado, pero sabe que, pensando en el público de las fiestas mayores, ávido de diversión y bailoteo, ese concierto gratificará a los vecinos en el momento del gran 'hit', y quizá un par más, mientras que la 'cover band' garantiza canciones muy conocidas, una detrás de otra, durante dos horas. Y por mucho menos dinero. Uno de las que más trabaja este año es Les Que Faltaband, combo femenino que canta a Beyoncé y Amaral.

Llegados a este punto, habría que hablar de la consistencia de esos cachés que no se sustentan exactamente en el libre mercado, sino en el juego de rivalidades de los consistorios a base de dinero público. Son ellos los que alimentan esas cotizaciones, ante las que luego ponen el freno para contratar 'covers' que equilibren el presupuesto.

Mientras, las 'tribute bands' y compañía se ven señaladas por tirar de lo fácil. Bien, tal vez no sean las más 'cool' de la clase, pero en muchas de ellas hay excelentes músicos, y pasión y dedicación, y tocar canciones de otros no es un crimen. Todo ello pone en evidencia ciertos estrellatos estacionales: el público lanza un mensaje cuando, en esos contextos festivos, disfruta tanto de estas bandas como del ídolo de la temporada.

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