Novedad editorial

Matías Néspolo, escritor argentino: "La Barcelona real no se pregunta por el conflicto político o ideológico de las lenguas"

El autor publica su tercera novela, 'Una fábula sencilla', ejemplo de cómo la ciudad se está afianzando como escenario literario entre los autores latinoamericanos que residen en ella

El escritor Matías Néspolo acaba de publicar 'Una fábula sencilla'.

El escritor Matías Néspolo acaba de publicar 'Una fábula sencilla'. / JORDI OTIX

Elena Hevia

Elena Hevia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Barcelona fue el faro desde el que se irradió el ‘Boom’. En Barcelona vivieron Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa y años después, también Roberto Bolaño. Hoy la nómina de los autores latinoamericanos que residen en la ciudad es amplia, diversa y poco o nada tiene que ver con el universo de los dos primeros autores, los que hicieron que el mito echara a andar. Barcelona fue un aspiración para muchos pero, en ocasiones, llegar hasta aquí, indocumentados, las más de las veces, y con trabajos intermitentes y precarios, alimentó una realidad que no se ajustaba del todo a sus deseos. Esa es la geografía de la tercera novela de Matías Néspolo (Buenos Aires, 1975), ‘Una fábula sencilla’ (Candaya), que sigue las andanzas barcelonesas de un puñado de jóvenes poetas de distinta procedencia: el narrador, como Néspolo, es argentino; su mejor amigo, chileno; a los que hay que añadir un charrúa, es decir, un uruguayo, e incluso un cubano. El grupo se ve involucrado en la sustracción de unos pocos kilos de droga que, pretenden, quizá pasen desapercibidos a los mafiosos de turno. Barcelona es el lugar donde ocurre todo. Lo bueno y lo malo. El crimen y la poesía.

Esta novela teje una babelia de acentos y registros del castellano, sin dejar a un lado el catalán. Imagino que es su realidad. 

Es una manera de mostrar la otra Barcelona, una Barcelona real que no se pregunta por el conflicto político, ideológico o económico de las lenguas. A pie de calle jamás ha habido problemas entre el catalán y el castellano y yo quería mostrar esa vocación mestiza. Especialmente para el colectivo al que pertenezco, el de los latinoamericanos, que nos encontramos en una especie de no lugar, porque no estamos del todo aquí pero tampoco en nuestro lugar de origen. En mi caso, de puertas afuera suelo utilizar un registro más español mientras que el rioplatense suelo dejarlo para la familia, los amigos y cuando me enfado. Ambos conviven.

El escritor Matías Néspolo acaba de publicar 'Una fábula sencilla'.

El escritor Matías Néspolo acaba de publicar 'Una fábula sencilla'. / JORDI OTIX

Ha conseguido escribir sobre Barcelona, algo que no hicieron muchos latinoamericanos del pasado. ¿Es una tendencia? Entre los ejemplos recientes, está Juan Pablo Villalobos con ‘No voy a pedir a nadie que me crea’.

Creo que eso es más bien cuestión de tiempo, tiempo de digestión de la realidad. Posiblemente, si García Márquez se hubiera quedado aquí más tiempo, Barcelona hubiera acabado apareciendo en sus obras. Yo llevo más de 20 años aquí, mis hijas son catalanas. Mis dos primeras novelas las escribí en Barcelona pero su imaginario y el de los personajes fueron absolutamente argentinos. Las situaciones de las que hablo aquí ocurrieron cuando llegué a esta ciudad.

¿Situaciones en las que se vio involucrado?

En esta novela hay mucha más realidad que ficción, pero claro, lo que se cuenta es de primera, segunda o tercera mano. Las cosas más graves, afortunadamente, no las viví yo. 

Lo que sí imagino muy autobiográfico es la condición de incertidumbre y desamparo que relata. 

Eso sí tiene una carga de veracidad que me gustaría reconocer. Lo nuestro era una total indefensión. Fueron años muy duros para los emigrantes bajo el gobierno de Aznar. 

El escritor argentino Matías Néspolo.

El escritor Matías Néspolo por su libro 'Una fábula sencilla'. / JORDI OTIX

En ese grupo de poetas marginales también se detectan huellas de ‘Los detectives salvajes’ de Bolaño. 

Bolaño es insoslayable para nuestra generación. Entre las cosas buenas, te ayuda a reconstruir tu propia historia con toda la épica que lo acompaña y eso da otra pátina a tu experiencia. Pero me gusta pensar que detrás de mi novela hay otras voces como la de Roberto Arlt, por ejemplo. 

Y claro, puede leerse como una novela policial. Tiene ecos de ‘Respiración artificial’, de Ricardo Piglia. 

Está bien traído Piglia. Él nos enseñó a utilizar los recursos, el esquema y las tensiones del género. Además dijo aquello de que el narrador es como el detective y la ficción, la escena del crimen, porque siempre comporta una transgresión. 

¿Del poeta Néspolo qué se hizo?

Hubo un primer poemario y ahí quedó la cosa. Soy mucho más lento escribiendo poesía que narrativa. Y a medida que uno se hace más viejo se vuelve más autocrítico y puñetero. Ahora son muchos poemas los que acaban en la papelera.

Todos los capítulos hacen referencia a un animal. ¿Por eso es una fábula sencilla?

Tiene que ver con la simplicidad de las fábulas de Esopo. Historias en las que los animales no son conscientes de lo que les ha pasado. Solo los humanos somos capaces de dar un sentido a la vida, un sentido que, por otra parte, no tiene. 

¿Y cuál sería la moraleja?

Que el tiempo pasa y es implacable [se lanza a una larga carcajada].