'Boom' en la ficción

El amor entre los fogones y las pantallas hierve en las plataformas: ¿Por qué nos fascinan las series sobre cocina?

El apabullante éxito de 'The Bear', que estrena este miércoles su tercera temporada, y ‘Boiling Point', suculenta continuación de un aplaudido filme homónimo, culminan el romance indestructible entre gastronomía y televisión a base de ingredientes atractivos que mezclan en un escenario con potencial dramático

‘The Bear’ e ‘Ingredientes para la vida’: así se cocinaron las series ‘gastro’ del verano

Las series culinarias 'Cocina con química' (Apple TV+), 'The Bear' (Disney+) y 'Boiling point' (Movistar+)

Las series culinarias 'Cocina con química' (Apple TV+), 'The Bear' (Disney+) y 'Boiling point' (Movistar+) / ARCHIVO

Alba Giraldo

Alba Giraldo

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Después de los programas de recetas, los ‘realities’ y concursos de televisión culinarios, las películas con los fogones como escenario dominante junto a la consolidación de los chefs como estrellas del rock, la relación de amor entre la cocina y el mundo audiovisual se ha reforzado aún más con el éxito total de las series -última descendencia de este binomio en las pantallas- con la gastronomía como ingrediente principal de las ficciones. La segunda temporada de ‘The Bear’ (Disney+) ha roto récords al convertirse en la serie cómica con más nominaciones en la historia de los premios Emmy. En concreto, el drama sobre un joven chef de alta cocina que se pone al frente del establecimiento de bocadillos de su familia en Chicago, protagonizado por Jeremy Allen White, optará a 23 candidaturas en la próxima edición de los galardones televisivos.

Un tiempo después de ‘The Bear’, que este miércoles llega a España con su esperada tercera temporada, apareció la suculenta y fantástica ‘Boiling Point’, una serie de la BBC creada por James Cummings (aquí se estrenó a principios de julio en Movistar+), guionista de la película original de 2021 de la que bebe, un absorbente drama en plano secuencia, y que fue nominada a cuatro premios BAFTA. Más platos del menú: en permanente ebullición está ‘Chef’s Table’, de Netflix, una docuserie nominada al Emmy que muestra lo que hay en las cocinas y las mentes de las estrellas culinarias internacionales, o 'Cocina con química', en Apple TV+, la historia de una científica en los años 50 que acepta un trabajo en un programa de cocina de televisión y se propone a enseñar a las amas de casa de la época algo más que recetas.

Lionel Boyce (Marcus) y Jeremy Allen White (Carmy) en la segunda temporada de 'The Bear'

Lionel Boyce (Marcus) y Jeremy Allen White (Carmy) en la segunda temporada de 'The Bear' / Archivo

Antes de este ‘boom’ avivado en las plataformas, la cocina ya había vivido su romance con la televisión clásica -con ejemplos evidentes como con los programas de recetas como el de Karlos Arguiñano y concursos como ‘MasterChef’ (TVE) y ‘Joc de cartes’ (TV3)-, con el cine -ahí están filmes como la mítica 'Comer, beber, amar' (1994), la animada ‘Ratatouille’ (2007), la historia vital de 'Julie y Julia' (2009) y las recientes ‘El menú’ (2022) y ‘A fuego lento’ (2023)-, e incluso con los documentales -como ‘Las huellas de elBulli’ (Movistar Plus+)-. Y, ahora, ¿se sostendrá este fenómeno culinario en forma de serie? “Seguirán llegando más. Si una cosa triunfa en el audiovisual siempre se imita”, asegura Guillem F. Marí, editor del portal especializado Serielizados.

Un caldo de cultivo ideal

¿Por qué tienen tanto éxito los contenidos de cocina en la pantalla? Estos formatos muestran una habilidad ancestral del ser humano y un espacio, explica Sonia Salas, Content Manager-Series en Movistar Plus+, “con el que resulta muy fácil empatizar y es muy cercano". "Todos hemos cocinado y hemos comido en algún restaurante”, evidencia. Asimismo, la cocina es un tema que genera debate. “Todos llevamos comiendo desde que tenemos uso de razón y tenemos el mismo derecho a opinar sobre lo que comemos y lo que nos gusta o no. Además, la comida tiene un componente sentimental y nostálgico evidente. Es mucho más que un objeto de consumo”, apunta, por su parte, el colaborador de EL PERIÓDICO Òscar Broc, periodista experto en ambos lados de este binomio ganador.

El ratón Remy, en una escena de la pelicula 'Ratatouille'.

El ratón Remy, en una escena de la pelicula 'Ratatouille'. / ARCHIVO

Otra de las razones tras el éxito de las series culinarias es que el espacio de una cocina posee el potencial dramático por antonomasia: “En un escenario muy reducido, conviven personas de diferente naturaleza, con sus propios conflictos, y todos han de colaborar para lograr un único objetivo”, detalla Salas. Una teoría que también sostiene Guillem F. Marí. “Se está creando un subgénero, el drama gastronómico, que puede coger el relevo de las 'sitcoms'”, reflexiona el experto en televisión, que apunta algunas de sus características: “Tienes en un espacio muy reducido a muchos personajes y eso siempre crea conflicto y comedia, como ‘The Office’ en una oficina o ‘Friends’ en un apartamento”. “Las cocinas son un espacio donde hay personas con procedencias, tareas y formaciones diferentes: desde el cocinero profesional que lo vive como una pasión hasta el chico que lava los platos porque no tiene otro trabajo. Cuadrar y calibrar esto es interesante y es un caldo de cultivo ideal para hacer ficción”, añade F. Marí.

La cocina también tiene un punto de arte y magia visual. Lo expone la reconocida chef Ada Parellada: “Los alimentos se funden, se intercambian para transformarse en un nuevo producto, un plato que tiene sabores nuevos y propios. Lo desconocido atrae, y la cocina, para algunos, es mágica de lo desconocida que es”. “Los cocineros son una mezcla de virtuosos prestidigitadores y expertos malabares que saben blandir con arte los cuchillos. Por eso, hay quien queda absolutamente seducido, rendido, frente a la imagen de un cocinero cortando cebolla a velocidad estratosférica”, desarrolla la catalana, chef del restaurante Semproniana.

Vinette Robinson (Carly) en una imagen promocional de 'Boiling point'

Vinette Robinson (Carly) en una imagen promocional de 'Boiling point' / Movistar Plus+

Los chefs como estrellas

El 'boom' llegó cuando los chefs se convirtieron en personajes públicos, casi estrellas del rock (con la alta cocina ligada a la histórica guía Michelin), y sus profesiones (y vidas) empezaron a generar curiosidad, traduciéndose en el audiovisual. “La gente quiere sentirse parte de esta movida”, asegura Broc. Y, en este punto, la cocina y la televisión se retroalimentan: el público quiere saber más de estos personajes, algo que les hace descubrir nuevos restaurantes y, poco a poco, desarrollar interés en su manera de trabajar, encontrando en los formatos audiovisuales el lugar donde saciar toda esa curiosidad. “Cada vez hay más plataformas que tienen que llenar de contenido sus parrillas y han encontrado en la cocina un formato que genera mucho interés”, considera Broc. Además, según Marí, los productos de cocina son “baratos, fáciles y muy visuales”, ya que el escenario principal es un único plató.

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Jeremy Allen White en 'The Bear' / DISNEY+

“No descarto que haya pronto 'biopics' sobre chefs porque se está creando la mística del artista creador con una vida difícil que se traslada bien en el audiovisual”, reflexiona F. Marí. Y no se equivoca. En breve llegará a Movistar Plus+ 'Mugaritz', la película documental dirigida por Paco Plaza en el que el espectador es testigo de excepción del proceso de reinvención que tiene lugar en el restaurante de Andoni Luis Aduriz, uno de los chefs más creativos e influyentes del panorama internacional.

Una pareja inseparable

La buena relación entre la cocina y el audiovisual se remonta a los inicios de la televisión, en la década de los 50. En 1958, TVE emitió ‘A mesa y mantel’, presentado por Domingo Almendros, un espacio de recetas de cocina dentro de un bloque cultural de mediodía. Poco después llegó ‘Vamos a la mesa’, que se convirtió en el primer programa culinario emitido en RTVE, un espacio de cultura gastronómica presentado por Maruja Callaved, y ‘Con las manos en la masa’, de Elena Santoja. En una sociedad con un acentuado machismo, en aquel momento estos contenidos ocupaban las franjas de programación en las que la mujer se encontraba en el hogar y tenía que cocinar para su familia en su papel como ama de casa.

“La cocina se entiende mucho mejor si ves el procedimiento. La tele sustituye a la madre o la abuela de antes. Tú te ponías a su lado mientras cocinaban y veías cómo lo hacían”, recuerda Parellada. “Hoy, por suerte, las madres y las abuelas pueden escoger si quieren cocinar, leer, estudiar o ir al cine. La cocina no es una imposición y podríamos alimentarnos sin cocinar nunca. Pero no cocinar es insostenible: económica, medioambiental y emocionalmente”, reflexiona la cocinera.

Karlos Arguiñano

El cocinero Karlos Arguiñano / ARCHIVO

En la década de 1980, los programas de cocina se diversificaron y atrajeron a una audiencia más amplia. “Hay un público que cambia a soltero, tanto hombres como mujeres, de diferentes clases sociales, que tiene que cocinar”, detalla F. Marí. Esta audiencia encontró en la televisión la manera más rápida y sencilla de aprender los fundamentos culinarios y aplicarlos en sus casas. También apareció el especializado Canal Cocina en 1998, que demostró el interés que generaban estos contenidos. Actualmente, esta cadena ofrece un directo en ‘streaming’ las 24 horas del día con programas de recetas y documentales especializados.

"No es competición"

Más tarde, la cocina evolucionó hasta convertirse en un producto mediático de gran consumo con concursos líderes de audiencia como los mencionados ‘Masterchef’ y ‘Joc de cartes’. “Todo lo que sea competición siempre es atractivo para el público y eso lo han aprovechado los programas de cocina”, explica el editor de Serielizados. Sin embargo, estos programas no muestran el funcionamiento real interno de un restaurante. “De los concursos no me creo absolutamente nada, son productos prefabricados, están orientados al espectáculo y el entretenimiento. A la gente le enganchan, pero no son representativos de lo que ocurre en una cocina ni puedes utilizarlos como una fuente de aprendizaje”, manifiesta Broc.

Y es que la cocina, apunta F. Marí, es mucho más: “No es competición, sino que es trabajo en equipo, y eso en realidad lo ves en series como ‘The Bear’ y ‘Boiling Point’”. Estos formatos están ayudando a que la gastronomía entre en los hogares. “Cuando los niños miran con devoción ‘Masterchef’, aunque es un programa más de emociones que de cocina, aprenden los alimentos, los ingredientes, algunos procedimientos y, también, los peligros de la cocina”, analiza Parellada. “En todos los casos, es mejor un programa de cocina que un 'true crime'. En ambos se descuartiza, pero convendremos que siempre es mejor liquidar una gallina que a una persona”, zanja la chef.

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