Artista genial y anárquico

De Marilyn a Vampirella, homenaje a la leyenda de Pepe González, el dibujante que sublimó la belleza femenina

Una cuidada edición recorre la trayectoria del mítico autor de cómic e ilustrador barcelonés y reúne muchos de sus trabajos

La nueva vida del cómic infantil y juvenil tras Astérix, Tintín y Mortadelo: "Ya nadie te señala como friki por leer cómic"

Miguelanxo Prado: "No hay excusa posible para pederastas y consumidores de pornografía infantil"

Vampirella, Marilyn y James Dean, por Pepe González.

Vampirella, Marilyn y James Dean, por Pepe González. / PEPE GONZÁLEZ / NORMA

Anna Abella

Anna Abella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Vampirella te hizo famoso pero Marilyn fue tu otro yo", constata el guionista y traductor Manel Domínguez en la introducción de ‘El arte de Pepe González’ (Norma), dirigiéndose a su desaparecido amigo. "Era el gran artista que, aparentemente, odiaba dibujar; el creador de la imaginería femenina más sexualizada del cómic, que, sin embargo, era abiertamente gai; la persona extrovertida y travestida, que, al mismo tiempo, velaba por salvaguardar su vida privada. Un artista al que aparentemente no le interesaban los cómics, pero que volvía una y otra vez al personaje que le dio fama. Vampirella", escribe de él, en el prólogo, el dibujante británico David A. Roach. Ese era Pepe (Barcelona, 1939-2009), uno de los dibujantes de cómic más reconocidos tanto en España como en el extranjero, genial y anárquico. 

Ahora, ‘El arte de Pepe González’, cuidadísima edición de casi 300 páginas, le rinde homenaje recorriendo trayectoria y vida y reuniendo originales de cómic, esbozos, fotos y numerosas ilustraciones y retratos de los actores y actrices que tanto le apasionaban, entre ellos James Dean, Greta Garbo, Humphrey Bogart, Claudia Cardinale, Brigitte Bardot, Katherine Hepburn, Cary Grant, Marlon Brando, Charlon Heston y su admirada Marilyn Monroe. Llega después de que Planeta Cómic recuperara las historietas de Vampirella en dos tomos y de que el no menos genial Carlos Giménez (‘Paracuellos’) culminara en 2014 cinco álbumes donde rindió tributo a su viejo amigo relatando su vida en viñetas (Panini). Y antes de que Norma redondee el reconocimiento con una próxima exposición de originales.

Ya desde la portada del volumen (en edición bilingüe en inglés) deslumbran varios de sus magistrales retratos de Marilyn y, en especial, el que realizó con solo 14 años, con lápices de colores Alpino -vestida con traje rosa y medio girada de espaldas-, que le abriría las puertas del mundo del cómic. Aquel dibujo, junto a otro de Gina Lollobrigida, lucía en el escaparate de la sastrería en la que trabajaba la madre de Pepe. Lo vio por casualidad el dibujante Javier Puerto y logró que aquel chaval nacido y criado en el Barrio Chino, que entonces tenía 17 años, le acompañara a ver a su jefe, Josep Toutain, director de la mítica agencia Selecciones Ilustradas (SI). Su trabajo impresionó tanto al editor que le asignó una tira de vaqueros; pero en seguida lo cambió a la línea de cómics románticos al ver que lo suyo era dibujar mujeres guapas -‘las chicas de Pepe’, las bautizarían-, en un estilo que todos los dibujantes de la agencia acabaron copiando. 

Bogart y Greta Garbo, dibujados por Pepe González.

Bogart y Greta Garbo, dibujados por Pepe González. / Pepe González

Rafa Martínez, que fundó Norma Editorial en 1977, conoció a Pepe en 1964 siendo chico de los recados en SI. Recientemente, explica, redescubrió aquel primer dibujo de Marilyn y se hizo con él. "Era la alegría del estudio, su presencia allí era magnética, siempre con un andar coqueto, encantador -recuerda el editor y amigo-. Era muy discreto, pero se mostraba abiertamente homosexual en unos años en que lo normal era esconderlo. Nunca tuvo novio. Venía dos o tres veces por semana a SI a traer los originales. Trabajaba en la mesa del comedor de la casa donde vivía de alquiler con su madre".

La Marilyn que Pepe González dibujó con 14 años.

EFE / Sergio Andreu

En los 70, a los 32 años y con una década de experiencia, Pepe se consagró como estrella internacional cuando Toutain fue a Estados Unidos y le presentó sus dibujos y los de otros artistas de la agencia al editor James Warren. Este en seguida supo que había encontrado al dibujante que llevaba tiempo buscando para Vampirella. Nadie supo combinar mejor que él erotismo y horror en las historietas de la bella extraterrestre del planeta Drakulón, para la que se inspiró en su amiga Carol de Haro, que posó como modelo en fotos que también usaron otros artistas de la agencia.  

Páginas de Vampirella, por Pepe González.

Páginas de Vampirella, por Pepe González. / Pepe González

Además, Warren halló una mina con aquellos dibujantes de Barcelona entre ellos, Esteban Maroto y Josep Maria Beà. Este último evoca en el libro cómo hacia 1969 su amigo "se cansó y se aburrió de dibujar historietas románticas y sus dibujos empezaron a ser mediocres, no le gustaba dibujar cómics, sino ‘pin-ups’ (…). Solo tenía un sueño en la vida: pasárselo bien. Cuando conseguía un objetivo, perdía el interés por él inmediatamente". Ilustra esto cómo de repente abandonó la banda de música Los Dálmatas, de la que formaba parte con Beà en los 60, cuando estaban a punto de firmar un contrato discográfico. 

Por eso mismo se alejó del cómic, aunque regresaba a él a menudo, haciendo incluso historietas de Barbie, y se prodigó como ilustrador, portadista y retratista por encargo, animado por Martínez a través de su agencia Norma. Este le editó portafolios de lo que más le gustaba dibujar: estrellas de cine, chicas y Marilyn. Fueron un éxito y se pagaban muy bien. "El problema de Pepe era que vivía al día, no le gustaban las fechas de entrega, se retrasaba y siempre pedía anticipos. Se lo gastaba en juergas, en clubs nocturnos y locales gais que frecuentaba. No tenía deudas porque si no podía pagar con dinero lo hacía con sus dibujos. A cambio, los dueños de los clubs le daban cubalibres gratis. Era un encanto de persona y muchos abusaron de él económicamente. En SI, cuando sabían que cobraba, algunos le pedían dinero con mil excusas y él se lo daba. Lo regalaba todo". 

Coincide con los recuerdos de Carlos Giménez, que destacaba a este diario con motivo de su cómic biográfico, "su tremenda generosidad, su tremendo desprecio de la fama y el dinero, su tremendo e insólito talento, y cómo lo desperdició". 

Por eso, añade Martínez, "no es cierto que sus dibujos acabaran en el contenedor cuando murió porque en casa apenas guardaba originales, no le interesaba. Si tenía alguno, lo vendía. Se ha exagerado. En la época, casi nadie daba importancia a los originales. Pero sí es verdad que murió muy solo. Tenía cáncer y no quería ir al médico. La última época fue muy mala, perdió el contacto con los amigos y se abandonó". Lo encontraron en el suelo de su casa inconsciente y lo llevaron al hospital donde poco después, el 13 de marzo de 2009, moría a los 70 años. Como dijo su amigo Maroto: "Ha muerto un gran artista, pero ha nacido una leyenda". Hoy, su obra aún es admirada y codiciada por los coleccionistas.