La caja de resonancia

Michael Jackson se libra de la hoguera de la cancelación

La proliferación de tributos y la expectación ante el filme ‘Michael’ dan a entender que su aura sobrevive a las acusaciones (nunca probadas) de abusos a menores. ¿Pero por qué necesitamos que un artista genial sea a su vez un ejemplo moral?

jaafar jackson y michael jackson

jaafar jackson y michael jackson / EPC_EXTERNAS

Jordi Bianciotto

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Puede sorprender la abundancia de tributos a Michael Jackson que siguen proliferando en nuestras carteleras, ya sea en forma de artistas clónicos o de espectáculos teatrales con títulos como ‘Michael’s legacy’, ‘Michael Jackson, el rey del pop’, ‘Michael, the experience’, ‘The legend – kingof pop’ o ‘Michael is back’. Y ahí está ese esperado filme, ‘Michael’, ‘biopic’ protagonizado por su sobrino Jaafar, a estrenar en abril de 2025.

El atractivo de Michael Jackson, 15 años después de su muerte, y a diferencia de un Woody Allen, no se despeña por los precipicios de la cancelación, por mucho que hayan emborronado su aura las acusaciones graves, de abuso de aquellos menores a los que invitaba a dormir en su cama. En su día, las denuncias fueron archivadas: la de 1993, después de que Jackson pagara 19 millones a una familia (lo cual se podría leer como señal inculpatoria, pero tampoco deja en muy buen lugar a los padres), y la de 2005, por falta de pruebas. El documental ‘Leaving Neverland’ (2019) reabrió heridas, pero otros, ‘Square one’ y ‘Neverlandfirsthand’, hicieron de contrapeso. La obstinación en satanizar a Jackson revela un sesgo, y a su vez son ridículas ciertas defensas de su honor: ninguno de nosotros estuvo ahí, en la famosa alcoba.

Ha prosperado la idea según la cual, si un creador comete actos reprobables, todo se desmorona, él y su trabajo, y esa exigencia responde a una necesidad abusiva de idealizar a los autores de canciones, películas o libros. Nos encanta pensar que quien ha hecho una gran obra es además majísimo, nobley virtuoso, y sí, es bonito cuando sucede, ¿pero tan frágiles somos que no podemos soportar que ese autor genial, cuya producción nos ha chiflado, tal vez no sea un ciudadano moralmente ejemplar? ¿Por qué nos hemos vuelto tan estupendos e imperativos? Es más, en estetiempo propicio a la escandalera, ¿sobreviviríamos todos a una lupa pública que auditara cada uno de nuestros pequeños actos? ¿Quién tiene las narices de ponerse a sí mismo como modelo de algo?

Sea como sea, el mundo mantiene en su sitio a Michael Jackson, autor de algunas de las músicas más descollantes del siglo XX. Tal vez sea porque ya está muerto y lo hecho, hecho está. De estar vivo, ¿podría salir hoy de gira sin sufrir boicots? Da igual, su estela es perceptible enídolos actuales como Beyoncé, The Weeknd, Jason Derulo y tantos otros, y no se agota el culto a ‘Off thewall’, ‘Thriller’ o ‘Bad’ por razones tan excéntricas y disparatadas como las estrictamente musicales.

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